Si hay una prenda revolucionaria en la industria de la moda, es el brasier. Algunas lo amamos, otras todavía lo odiamos, y ha pasado de ser un tortuoso soporte para mantener los pechos en su sitio, a un accesorio sexi, ligero y opcional. El sostén no siempre fue un ligero complemento de seda con transparencias y encaje, pero probablemente eres demasiado joven y no conociste los rígidos y toscos diseños por los que tuvo que pasar esta pieza de lencería, para que te des una idea. Lleva al menos 100 años en el mercado.
A partir de la llegada del nylon en los años 30; el sujetador se convirtió en algo cómodo e inesperado, además las varillas, los broches, las copas y los tirantes fueron cambiando su diseño, tamaño y estructura con el paso de los años para adaptarse a las nuevas necesidades del cuerpo femenino, entendiendo de una vez por todas que cada chica es un mundo, y sus proporciones no tienen que ser idénticas.
Entre 1940 y 1950, un par de rígidos conos de tela se convirtieron en el último grito de la moda para las féminas: el Bullet Bra, llamado así por su singular aspecto de bala. Seguramente recuerdes haberle visto a tu abuelita uno de estos.