Jessica Guadalupe fue víctima de una detención arbitraria, lesiones, amenazas, tortura, trato cruel y degradante por parte de elementos del Ejército Mexicano el pasado 29 de diciembre.
La víctima denunció los hechos ante el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo. De acuerdo a la información proporcionada a Revolución TRESPUNTOCERO, Jessica Guadalupe Medrano Hernández, originaria de Tamaulipas, se encontraba ese día a las 12 horas en compañía de su amiga Rubí Pérez Guerra abordo de un automóvil, con rumbo al centro de Nuevo Laredo y posteriormente al poniente de la ciudad.
Al encontrarse en el crucero de Nuevo León y Melchor Ocampo, comenzaron a escuchar disparos de arma de fuego, por lo que de inmediato bajaron del vehículo ella y su amiga para ponerse a salvo. En el lugar los otros conductores también hicieron lo mismo. Ambas mujeres corrieron en direcciones opuestas. Jessica lo hico hacia el sur de la ciudad.
Tras avanzar media cuadra, Jessica señala en su testimonio, que escuchó nuevamente detonaciones de ama de fuego (aproximadamente diez), después de esto se detuvo y volteó, esto al escuchar a un militar gritarle: ¡Párate!
Al detenerse el mismo soldado comenzó a dispararle directamente, por lo que Jessica optó por volver a correr, fue justamente en ese momento que sintió una herida a un costado de su cuerpo.
“Unos metros antes de llegar a la calle Coahuila, frente al banco Banorte, caí desplomada; junto a un vehículo estacionado. A ese punto llegaron un par de soldados que seguían apuntándome con sus armas largas y me gritaban que me levantara con las manos en alto”.
Jessica les respondió que no podía levantarse ya que se encontraba herida. “Por lo que se acercaron dos soldados hacia donde yo me encontraba tirada y me empezaron a pegar en el pecho con sus botas militares, es decir, a patadas. Uno de los soldados traía un radio de comunicación apagado y me ordenaba que lo tomara en mis manos y lo prendiera pero no les hice caso”, recuerda la víctima.
La joven recuerda que en el lugar se encontraba una mujer grabando con su teléfono celular lo que ahí sucedía, mientras les gritaba a los militares que dejaran de pegarle a Jessica.
“Les decía que me dejaran de golpear porque yo no era un animal. Por eso uno de los soldados se fue contra la señora por eso ella se echó a correr. En ese momento llegó un paramédico quien me ayudó. Me puso una venda para no desangrarme. Yo estaba sangrando por la espalda y por la boca, ese militar me dio agua y suero”, agrega.
Poco después fue trasladada al Hospital General de Nuevo Laredo para su atención médica, siendo operada de urgencias. Horas después despertó y fue informada por una enfermera que ella se encontraba en calidad de detenida y que afuera se encontraban varios policías “de uniforme negro” para vigilarla las 24 horas del día.
En ese mismo día, dos hombres y una mujer hicieron acto de presencia en el lugar que ella se recuperaba. Le dijeron que pertenecían a la Secretaría de la Defensa Nacional y que querían ayudarle a recibir una mejor atención médica.
A esto agregaron que también la ayudarían a recuperar su libertad pero a cambio, ella tenía que firmar un documento para otorgar un perdón a los militares que la lesionaron. De acuerdo con el testimonio de Jessica, las personas vestían y le dijeron que le entregarían 100 mil pesos si hacían lo que le pedían, de lo contrario “debería de pensar en su familia pues iba terminar en la cárcel”.
La víctima señaló que días después fue trasladada al hospital militar de Monterrey y fue dada de alta el 9 de enero pasado. Ella regresó a su domicilio escoltada por tres elementos del Ejército Mexicano (dos hombres y una mujer vestidos de civil), quienes la presionaron psicológicamente para que ella otorgara el perdón a sus agresores.
La víctima agregó que como consecuencia de los hechos violentos en su contra padece severas pesadillas donde revive la persecución de la cual fue objeto por parte de los militares, así como la agresión a balazos, las burlas y los golpes que recibió estando herida en el piso. A esto suma que presenta problemas de alimentación y dolores derivado de la cirugía que le practicaron.
También aseguró que no ha cometido ningún delito por lo que desconoce el motivo por el cual la detuvieron y agredieron los militares. “Hay muchos testigos y cámaras de vigilancia en diferentes negocios de la avenida que pueden probar la agresión que padecí”.
Jessica asegura que tiene miedo que los militares le vayan a hacer algo. “Ya saben donde vivo, ya conocen a mi mamá y a mi papá. Ellos también tienen miedo de que un día me detengan o que esté en la calle y ya no regrese”.
La víctima pidió que el personal del ejército mexicano sea investigado y sancionado por las lesiones que sufrió en su cuerpo y que la ponen en peligro de muerte. A esto sumó el robo de un teléfono celular, la cantidad de 2 mil pesos y una cartera con documentos personales.
Jessica señala que sí puede reconocer e identificar a sus agresores si le muestran fotografías de los militares que participaron en los hechos. En tanto, el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, en voz de su presidente, el licenciado Raymundo Ramos, ha solicitado al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, una investigación urgente, exhaustiva e imparcial del personal del ejército mexicano que participó en dicha detención arbitraria y agresión en contra de Jessica.
El Comité también indica que además de lastimar física y psicológicamente a Jessica, elaboraron un informe falso de los hechos y le “sembraron” evidencias para intentar justificar su actuación.
Por lo que el órgano defensor de Derechos Humanos le recordó a López Obrador su compromiso de nunca dar una orden de reprimir al pueblo y que no será encubridor de eventuales violaciones a los Derechos Humanos.
También señaló que el Plan Nacional de Paz y Seguridad -en el apartado tres- indica que: El gobierno mexicano se compromete al pleno respeto y promoción de los derechos humanos. “Además se comprometió a que radicará la represión y nadie será torturado, desaparecido o ejecutado por un cuerpo de seguridad del Estado”.
Ramos destacó que el personal del Ejército Mexicano de Nuevo Laredo, bajo el mando del Teniente Coronel, Juan Ernesto Estrada González, “ha demostrado su falta de interés y compromiso para acatar el Manual del uso de la fuerza de aplicación común a las tres Fuerzas Armadas, sin importar poner en riesgo la vida de las personas inocentes, principalmente mujeres niños y niñas”.
El Comité presentará ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos la queja y ha solicitado una investigación de manera urgente así como enviar visitadores, peritos y psicólogos para entrevistar a la víctima.