Para evidenciar el fracaso de las políticas públicas adoptadas para salvar a la vaquita marina en el Alto Golfo, basta resumir que después de 26 añosse han invertido miles de millones de pesos y el cetáceo endémico continúa en riesgo de desaparecer, con el agravante de que ahora hay una crisis económica y social que afecta a más de 30 mil personas en esa región, incluyendo el pueblo de los cucapá, que está a punto de convertirse en una etnia extinta.
Ante este panorama, el Colegio Nacional de Profesionales de la Pesca (CNPP) llama al nuevo Gobierno federal a instrumentar un plan de rescate del Alto Golfo que no estigmatice a los pescadores como responsables de la debacle de la marsopa mexicana, y en cambio, instrumente soluciones científicas y tecnológicas con sentido social.
Entre las propuestas, destaca autorizar la pesca controlada de totoaba con artes de pesca selectivas y el impulso de la maricultura como forma de producción amigable con el ecosistema. Esto, al ser la totoaba una especie cuya pesca y tráfico ilegal están vinculados a la disminución de la vaquita, susceptible de quedarse atrapada en las redes de enmalle, que están prohibidas por la norma oficial y se utilizan en la captura de esta especie.
Desde el decreto de la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo y del Río Colorado, en 1993, ha crecido la zona restringida para los pescadores, a tal grado que en el periodo 2015-2018, fue ampliada más de 10 veces, al pasar de 126 mil hectáreas a 1 millón 300 mil hectáreas, apuntó Antonio Murillo Olmeda, investigador del Instituto Tecnológico Nacional campus Mazatlán.
“Bajo el argumento de que la pesca ha afectado a la vaquita marina, se han tomado decisiones que han afectado a la sustentabilidad de la pesca y a las condiciones económicas y sociales de las comunidades, al menos en los últimos 10 años”, enfatizó.
Para muestra, anotó, está el programa de compensaciones a pescadores, a quienes se les pagó supuestamente por no pescar, pero incluyeron en el padrón de beneficiarios a personas que no tenían que ver con la pesca y dejaron fuera a verdaderos pescadores.
DE LA PROHIBICIÓN A LA PRODUCCIÓN
La pesca controlada de totoaba, cuya vejiga alcanza un valor de miles de dólares en el mercado negro asiático se puede realizar por el sistema de cuotas, a través de artes de pesca como líneas manuales y anzuelos, explicó Jorge Flores Olivares, investigador del Instituto Tecnológico de Mazatlán (Itmaz) y secretario técnico del CNPP.
“Es evidente la necesidad de la parte tecnológica, aquí el enfoque no es biológico, porque son las artes de pesca que son satanizadas como sistemas de pesca prohibidos, imagínense, actualmente la zona de prohibición de la pesca es casi como el estado de Querétaro”, ejemplificó.
Asimismo, resaltaron que esta especie puede ser producida por técnicas de acuacultura y maricultura, lo que podría generar una opción de negocios para los pescadores tanto del Golfo de Santa Clara, en Sonora, como de San Felipe, Baja California, las principales comunidades de esta zona.
Aunque aclararon que hay otros factores que influyen en la caída de la población de la vaquita, de la que se estima quedan menos de 40 ejemplares, como el represamiento del Río Colorado en los años cuarenta, ocasionando un desequilibrio en el hábitat de la marsopa acostumbrada a vivir en ambientes salobres con agua dulce.
A su vez, el presidente de la sección Sinaloa, Carlos Humberto Hernández López, resaltó las propuestas del CNPP para resolver la problemática en el Alto Golfo, que tienen que ver con la integración de grupos sociales, entre ellos los indígenas cucapá, pero también con la construcción de tecnología de comunicación e infraestructura pesquera, para elevar la productividad de esta región.
Como uno de los principales criterios de la propuesta, señaló que “no hay responsabilidad de la pesca legal sobre el deterioro de la población de la vaquita marina”.
Por ello, alentó a aprovechar las experiencias pasadas, positivas y negativas, para hacer un plan integral de manejo de las pesquerías, con lo cual se deje de poner en riesgo a las comunidades.
RECOMENDACIONES
– Evaluación realista de las condiciones actuales de la población de vaquita marina, precisando su viabilidad biológica y evolutiva.
– Priorizar el censo de pescadores, embarcaciones y artes de pesca, como medida urgente de conocimiento del esfuerzo de la pesca real.
– Monitoreo con observadores a bordo y sistemas tecnológicos modernos para el seguimiento de embarcaciones.
– Investigación y desarrollo tecnológico en sistemas de pesca selectivos.
– Autorizar la pesca controlada de totoaba mediante un sistema de cuotas.
– Preservar pesca de camarón con orientación preferente al uso de redes de arrastre selectivas y nuevos barcos de mediano porte.
– Fomentar la maricultura integral, especialmente en la región de San Felipe, BC, con enfoque de negocios.
– Fortalecer capacidad de inspección y vigilancia y supervisión en mar y tierra contra la pesca ilegal.
Con información de: Sin Embargo