La Ley General de Salud de México estableció desde 2002 el enriquecimiento obligatorio de las harinas de maíz y trigo: tanto la harina de trigo como la de maíz nixtamalizado deben adicionarse con hierro, zinc, ácido fólico y vitaminas B1, B2 y B3.
Sin embargo la investigación de Changing Markets, Proyecto Alimente y ContraPESO demostraron que “tan sólo se agregan micronutrientes a los productos saborizados”, como los atoles Maizena Sabores.
A pesar de que en el discurso Maizena promociona que fortifica la harina de maíz Maizena Natural la empresa de Unilever no lo hace, según reveló una investigación realizada por la fundación Changing Markets, Proyecto Alimente y ContraPESO.
“Unilever, una de las empresas de producción de alimentos más grande del mundo, está incumpliendo sus compromisos de nutrición concertados a nivel global”, apuntó el más reciente reporte sobre fortificación de harinas en México del grupo de investigación.
El documento elaborado por el grupo destacó que incluso Maizena afirma en su página oficial que desde la década de 1990 sus productos de harina de maíz son “voluntariamente enriquecidos con vitaminas y minerales”.
Changing Markets reveló que no hay consistencia entre los compromisos internacionales de Unilever para la fortificación de sus productos y sus prácticas de negocios, en México, a través de la marca Maizena.
La deficiencia alimentaria y de nutrientes en México es un problema de salud pública serio, afirmó la investigación, y destacó que una de cada cuatro personas menores de cinco años tienen deficiencia de hierro y nueve de cada 10 mujeres no consumen la cantidad de hierro suficiente en su dieta.
Por ello y “con el objetivo de investigar los niveles de nutrición” de Unilever, se analizaron los productos de Maizena, pues de acuerdo con su información estos se consumen en el 90 por ciento de las casas en México.
El reporte demostró que “tan sólo se agregan micronutrientes a los productos saborizados”, como los atoles Maizena Sabores, alimentos que son menos saludables por su nivel de procesamiento e ingredientes.
“Sin embargo, ni siquiera estos productos a los que sí se les adicionan micronutrientes están siendo fortificados correctamente: se encontró que los niveles de nutrientes en los atoles Maizena es significativamente menor a lo que se registra en la etiqueta del producto, 15 por ciento menos en hierro y 9 por ciento menos en zinc en promedio”, apuntó el grupo.
La investigación demostró que ninguna de las muestras analizadas contenía los niveles de hierro que dice tener en el etiquetado, además la mayoría de las muestras resultaron con niveles más bajos de zinc en comparación con lo que informa su empaque.
“Unilever afirma que están comprometidos para enfrentar la malnutrición por deficiencias de micronutrientes en el mundo, sin embargo, nuestro reporte muestra que la empresa está incumpliendo este compromiso al llevarlo a la práctica. Unilever tiene la responsabilidad de explicar por qué su producto Maizena Natural no está fortificado, a pesar de que el discurso global de la empresa sobre fortificación reclama lo contrario, y por qué los niveles de hierro y zinc en los productos saborizados, los atoles, no cumplen con los niveles que prometen sus etiquetas”, afirmó Alice Delemare de Changing Markets.
A la falta de claridad sobre la fortificación, Changing Markets sumó la explicación de la provenencia del hierro utilizado en sus productos.
“Si Unilever está usando una de las fuentes de hierro de menos biodisponibilidad, no está fortificando las mezclas de harina para atole efectivamente”, afirmó Delemare.
Fuente: Changing Markets.
FORTIFICACIÓN ALIMENTARIA
La Ley General de Salud de México estableció desde 2002 el enriquecimiento obligatorio de las harinas de maíz y trigo: tanto la harina de trigo como la de maíz nixtamalizado deben adicionarse con hierro, zinc, ácido fólico y vitaminas B1, B2 y B3.
Ante esto, Changing Markets descubrió que los productos de la marca Maizena “no cumplen con estos estándares al encontrarse que, en principio, parecen no ser productos de harina de maíz nixtamalizado; cuando desde la década de 1990 Unilever se comprometió a que sus productos de harina de maíz sean voluntariamente enriquecidos con vitaminas y minerales”.
Para la organización Changing Markets la fortificación de alimentos “puede ser una herramienta eficaz para combatir carencias nutricionales de la población, como lo son las deficiencias de hierro y zinc, cuando se lleva a cabo de manera efectiva y transparente, así como en combinación con políticas públicas que fomenten el acceso a alimentos nutritivos y saludables, y reduzcan el consumo de alimentos ultraprocesados”.
“La población mexicana enfrenta una doble carga de malnutrición; por un lado, existe una enorme oferta y promoción a productos no saludables que causan obesidad y enfermedades crónicas, mientras que por otro, las industrias fallan en fortificar adecuadamente sus harinas, dejando en una gran desventaja a las familias en riesgo de desnutrición”, explicó Ana Larrañaga, Coordinadora de la Coalición ContraPESO.
En 2018, Unilever se posicionó como el segundo lugar en el Índice de Acceso a la Nutrición (Access to Nutrition Index), herramienta que evalúa el compromiso de la industria con la nutrición. El puesto lo consiguió al presentarse como una empresa que fortifica sus productos más populares y de fácil acceso en países como México en donde hay problemas de malnutrición.
De acuerdo con Euromonitor International (una investigación sobre salud y bienestar) las ventas globales de “alimentos y bebidas fortificados y funcionales” de Unilever en 2018 ascendieron a 190 millones de dólares y su pronóstico de crecimiento para los próximos cinco años es de 24 por ciento.