Desde la Mano Izquierda. Salud mental

El pasado 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, la Organización Mundial de la Salud manifestó la urgente necesidad de ampliar los servicios de atención en este ámbito y volverlos  accesibles, habida cuenta del impacto que tuvo la pandemia para todas las personas especialmente para trabajadores de la salud, estudiantes, gente que vive sola y aquellas con problemas de salud mental preexistentes; si en este asunto hay algo verdaderamente difícil es identificar los momentos a lo largo de la vida donde se presentan afectaciones de este tipo, normalizarlas y pedir el apoyo adecuado.

Hace un par de semanas al intentar describir lo atravesado en el año anterior, puse algo así como que ahora una dice “trabajé durante la pandemia” como contarían en el pasado que combatieron en la guerra. No pretendo desde luego minimizar esos graves acontecimientos históricos sino dimensionar el nuestro, estos casi dieciocho meses de tragedias a nivel mundial, el modo en que nos ha marcado y sobre lo cual todavía no alcanzamos a medir las consecuencias.

Es cierto que en la década que lleva esta columna he recurrido cada vez menos a lo personal, pero en ocasiones es bueno contar y compartir. Aunque las circunstancias no alcancen a modificar la esencia de lo que somos, antes más bien lo ponen a prueba o lo refrendan; en cualquier caso, pueden funcionar para vernos reflejados y comprendernos juntos en este momento tan delicado, ante la próxima llegada de unas fechas, como el día de muertos o la navidad que pueden volverse especialmente complicadas.

Vamos a ver, objetivamente yo puedo explicarle que en la convergencia de la pandemia de coronavirus y la que previamente se significa en la violencia contra las mujeres en marzo del año pasado la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, Dubravka Šimonović advirtió:

“Es muy probable que aumenten las tasas de violencia doméstica generalizada como ya sugirieron los informes iniciales de la policía y las líneas de emergencia. Para muchas mujeres y niños el hogar puede ser un lugar de miedo y abuso. Esta situación empeora considerablemente en casos de aislamiento como deviene de las medidas impuestas durante la pandemia”.

Eso implicó en nuestra entidad 7781 denuncias por violencia familiar y 1656 delitos sexuales de acuerdo a la incidencia delictiva nacional, no obstante, el fenómeno es mucho mayor.

En el relato que hoy le comparto no sólo trabajamos para San Luis Potosí, perdimos familiares como nos sucedió a todos y también a compañeros y compañeras que no murieron sino mejor dicho “desaparecieron”, no se les pudo llorar como merecían, ni hacerles guardia o darles un abrazo a sus familias.

Francamente yo aún no consigo poner todas las palabras correctas ni siquiera a mi propia experiencia, para mí el año 2020 es un mismo día repetido 365 veces, con excepción de tres fechas: una es el 12 de abril, cuando comenzó el primero de los tres confinamientos que tuve debido a mi trabajo, la segunda es el 3 de mayo cuando a raíz de un caso grave dieron inicio algunos síntomas comunes a mi profesión, pero no cotidianos, como la fatiga por empatía, el desgaste profesional, la

depresión y el estrés postraumático y finalmente el 12 de noviembre, cuando una lesión en el ojo me impidió leer y escribir, recordaba entonces un código penal de 1871 en donde había una agravante de la pena descrita en los mismos términos.

Y entonces ¿Cuándo parar? Claramente la violencia de género no la borras de un día a otro ni en una vida entera dedicada a ello, pero el problema aquí no consiste en carecer de pruebas para demostrar el trabajo sino explicar a nuestras familias la causa de haberlo hecho de esa manera. Justo por eso es que debemos aprender a identificar el momento de pedir ayuda y sentir el alivio de saberse vulnerable.

A pesar de todo en 2021 se lograron los proyectos de aquellos meses, trayendo consigo otras tres fechas memorables: el 8 de febrero, cuando inició la Segunda Jornada Formativa y de Reflexión para la Erradicación de la Violencia en San Luis Potosí, el 26 de agosto para la presentación del Carnet de Denuncia de casos de Violencia de Género y el 7 de octubre, fecha de publicación en el Periódico Oficial del Estado del Protocolo de Atención a Mujeres, Niñas, Niños y Adolescentes Víctimas de Violencia.

Ponga esto y poténcielo a los ritmos que tuvo el personal de salud, las personas en situación de vulnerabilidad que enfrentaron el encierro, los niños y niñas cuya infancia se ha visto afectada, esas familias que tuvieron duelos atípicos y las mujeres que se hicieron cargo de sus hijos e hijas o de sus padres, sin trabajo, sin apoyo o metidas en casa con agresores violentos. Lesionados estamos todos en estos tiempos, pero acceder a servicios de salud mental para recuperarse adecuadamente, para tratar una afectación psicológica y salir adelante cuesta dinero, lo que no se invierta hoy en este ámbito costará después en problemáticas como el uso de sustancias o el suicidio, en mayor grado de violencia y criminalidad. Somos una comunidad, debemos apoyarnos y estar juntos.

A más ver.

Claudia Espinosa Almaguer

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