El gobierno del presidente Joe Biden autorizó este jueves completar el muro fronterizo entre Estados Unidos y México en una zona abierta del sur de Arizona cerca de Yuma que se ha convertido en uno de los lugares de mayor actividad para el cruce de migrantes.
Durante su campaña, Biden había prometido poner fin a todos los proyectos de construcción del muro, pero el gobierno acordó posteriormente erigir algunas barreras, citando motivos de seguridad. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) señaló que las obras para completar cuatro grandes tramos inconclusos en el muro cerca de Yuma brindarán mayor protección a los migrantes, quienes pueden resbalar o ahogarse al caminar a través de un sector poco profundo del río Colorado.
La agencia señaló en un comunicado que el secretario Alejandro Mayorkas autorizó la completación del proyecto cerca de la Presa Morelos, reflejando “las prioridades (del gobierno) de desplegar medidas fronterizas modernas y efectivas, y también mejorar la seguridad a lo largo de la frontera suroeste”. En un principio, la obra sería financiada por el Departamento de Defensa, pero ahora se pagará con el presupuesto del DHS de 2021.
El sector Yuma de la Patrulla Fronteriza se ha convertido rápidamente en el tercero de mayor actividad entre los nueve sectores a lo largo de la frontera, y la mayor parte del tránsito pasa por la zona de la Presa Morelos. Los migrantes llegan a la localidad de Algodones, en México, y caminan sin obstáculo alguno sobre la cornisa de concreto de la presa hacia suelo estadounidense, donde esperan a ser detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza.
Terminar el muro era una de las prioridades en la agenda del ex presidente Donald Trump, y la seguridad fronteriza sigue siendo un tema de enorme importancia para los candidatos de ambos partidos de cara a las elecciones primarias de este año. El presidente Biden suspendió las nuevas obras del muro después de asumir el cargo, pero desde entonces ha priorizado completar las partes inconclusas que se ubican a poca distancia al sur de Yuma.
El senador federal demócrata por Arizona Mark Kelly, quien la próxima semana buscará la nominación de su partido para defender su escaño en noviembre, ha presionado al gobierno federal para cerrar los huecos, a los cuales describe como un desafío para los agentes que intentan resguardar la frontera.
Los agentes fronterizos hicieron más de 160 mil detenciones de migrantes entre enero y junio en el sector Yuma, una cifra casi cuatro veces mayor en comparación al mismo periodo del año anterior. Los únicos dos sectores con mayor actividad fueron Del Rio y Rio Grande Valley, en el sur de Texas.
La zona se ha vuelto particularmente atractiva para colombianos y venezolanos, entre otros, que vuelan hacia Mexicali, México, y luego hacen un corto viaje en autobús o taxi hacia Algodones para caminar hacia el otro lado de la frontera antes de ser dejados en libertad en territorio estadounidense.
Pero el ambientalista de Arizona Myles Traphagen, quien ha estado realizando un mapeo del daño ecológico por la construcción del muro fronterizo durante el gobierno de Trump, dijo que el cierre de brechas no será un gran disuasivo para los migrantes.
Traphagen dijo que la zona de Yuma se “ha convertido en la nueva Isla Ellis para Arizona, a donde llegan personas de lugares como Etiopía, Cuba, Rusia, Ucrania, India, Colombia y Nicaragua”.
“Hay personas que atraviesan medio mundo en avión, tren y automóvil”, señaló, “así que es tremendo error esperar que el cierre de cuatro pequeñas aperturas los haga dar la media vuelta y reservar un vuelo de regreso en Air Ethiopia”.
Una niña migrante de 5 años de edad que cruzaba por el agua junto con un grupo se ahogó cerca de la presa el 6 de junio, cuando se separó de su madre. Su cuerpo fue encontrado posteriormente en el río.
Las autoridades federales no dieron a conocer la identidad o la nacionalidad de la víctima. Pero periódicos jamaicanos han dicho que se cree que era originaria de ese país.
De momento se desconoce cuándo comenzará la obra. El comunicado dice que los funcionarios actuarán “de la forma más expedita posible, al tiempo que mantienen la protección ambiental” mediante consultas a las partes afectadas.
Activistas en San Diego aseguran que la Patrulla Fronteriza del lugar les ha informado de planes para levantar dos vallas con bolardos de 9.1 metros de altura a través del emblemático Parque de la Amistad. Al igual que el proyecto de Yuma, la construcción adicional fue financiada durante el gobierno de Trump pero no se pudo completar antes de que concluyera su presidencia.
Las nuevas barreras reemplazarán muros de menor altura y obstaculizarán enormemente la visión hacia el otro lado de la frontera, incluyendo el paisaje del centro de San Diego desde Tijuana, dijo el reverendo John Fanestil, de Friends of Friendship Park, un grupo que defiende el acceso público al parque binacional inaugurado en 1971 por la entonces primera dama Pat Nixon.
En tanto, ambientalistas como Traphagen han solicitado que se retiren otras secciones de la barrera que aseguran han perjudicado a la fauna local, como linces, pumas, jabalíes y venados.
Wildlands Network, una organización con sede en Tucson, difundió esta semana un nuevo reporte sobre lugares a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México que considera requieren de la mayor restauración ambiental.
Traphagen, el coordinador del programa de tierras fronterizas del grupo, recorrió los límites internacionales a través de Nuevo México, Arizona y California durante el último año para identificar los corredores de vida silvestre dañados y otros perjuicios al medio ambiente.
El grupo pide la replantación de vegetación nativa en zonas que quedaron completamente desmontadas durante la construcción del muro, así como ampliar los espacios entre los bolardos de acero, una brecha que actualmente es de 10 centímetros (4 pulgadas), para permitir el tránsito de más animales silvestres.
También pide el retiro de 290 kilómetros de alambre de púas instalado a lo largo de los bolardos en todos los estados fronterizos entre 2019 y 2020, tanto por motivos estéticos como por razones de seguridad para las personas y los animales silvestres.
La Jornada