Con una imagen de emprendedora y de fiel combatiente por la defensa de la naturaleza, la guatemalteca Ana Gabriela “Gaby” Rubio Zea, de 32 años, irrumpió en 2018 y 2019 en Facebook, Youtube y otras redes sociales con la promesa de salvar al mundo de las avalanchas de plástico y su efecto incontrolable de contaminación del medio ambiente.
Pero la guerra pública de Gaby contra el plástico como elemento tóxico le sirvió de tapadera del negocio criminal clandestino en que se involucró en 2014 con otro veneno: el contrabando de precursores químicos de China a Guatemala y México para producir fentanilo, mortal opiode sintético, y exportarlo a Estados Unidos en asocio con la red criminal de “Los Chapitos”, un clan del poderoso Cártel de Sinaloa.
“Hace años comencé con la idea de salvar al planeta para poder darle a nuestras generaciones futuras un lugar sostenible en donde habitar”, relató Rubio en un video que difundió como directora ejecutiva de Igigi Technologies, firma privada de Tennessee, EU, que importó a Guatemala una serie de bienes manufacturados en China como ideales para evitar la propagación del plástico.
“Como ya sabrán, el planeta pide a gritos nuestra ayuda y definitivamente no es necesario renunciar a nuestras comodidades para poder cambiar el destino. El plástico es el contaminante número uno, sobre todo las bolsas y popotes plásticos que son productos de uso único”, afirmó.
“Por eso, hoy vengo a presentarles nuestra nueva marca I—ECO: bolsas y pajillas 100% biodegradables hechas a base de fécula de maíz. Además, son reciclables y libres de BPA”, adujo, en referencia al bisfenol A, químico industrial utilizado para fabricar productos plásticos.
Con la mampara de ecologista que exhibió con aplomo y contundencia en 2019, Gaby apareció como importadora de productos chinos para contrarrestar el progresivo daño del plástico y describió una labor que le sirvió para intentar encubrir su verdadera actividad criminal.
Los departamentos de Justicia y Estado de Estados Unidos la identificaron el viernes como una hábil empresaria al mando de una filial guatemalteca del Cártel de Sinaloa, una de las principales mafias del narcotráfico mundial, que funcionó para exportar precursores de China a Guatemala y reexportarlos a México para procesarlos y producir fentanilo e introducirlo a Estados Unidos.
Los cargos fueron presentados contra 28 personas —mexicanos, guatemaltecos y chinos e incluida Gaby— del Cártel de Sinaloa y de su núcleo de “Los Chapitos”.
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