La oficina encargada de analizar esos incidentes precisa que no ha detectado nada que apunte a tecnología extraterrestre
¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¿Es Superman? Ninguna de las tres cosas, aparentemente. El Gobierno estadounidense examina más de 650 posibles casos de fenómenos aéreos no identificados, los vulgarmente conocidos como ovnis, según el director de la oficina del Pentágono creada el año pasado para analizar este tipo de avistamientos, Sean Kirkpatrick. Pero el alto funcionario también ha precisado que en ninguna de las instancias se ha detectado nada que apunte a tecnología extraterrestre, naves de otro mundo o movimientos que desafíen los principios de la Física. Nada de visitas de alienígenas lejanos.
En una audiencia ante la subcomisión de Servicios Armados del Senado estadounidense, Kirkpatrick, director de la Oficina para la Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO, por sus siglas en inglés), sí admitió que los casos sobre este tipo de objetos han aumentado: a principios de este año sumaban 350. Pero eso se atribuye a un mayor interés en garantizar la seguridad aérea y de eliminar la percepción de incidentes misteriosos que les rodea. “De los 650, hemos dado prioridad a cerca de la mitad que tienen valor como anomalías interesantes y los hemos examinado”, ha indicado el alto cargo.
Un 52% de los informes se refieren a objetos descritos como “redondos o esféricos”; el resto se presenta con otras formas. Entre los objetos redondos, el tamaño oscila de uno a cuatro metros, de color “blanco, plateado o metálico traslúcido”, ha apuntado Kirkpatrick.
La oficina de Kirkpatrick tiene como cometido primordial ayudar al Pentágono y a los servicios de inteligencia de Estados Unidos a identificar tecnologías que puedan estar empleando otros países. Un ejemplo sería el globo chino que sobrevoló el espacio aéreo estadounidense a comienzos de este año. En un pequeño número de casos, algunos de los objetos detectados podrían tener como explicación los avances técnicos de otras potencias rivales, ha apuntado el alto cargo. En ese caso, el incidente se remite a los servicios de inteligencia para su análisis.
Parte de la audiencia se desarrolló en público. Otra parte a puerta cerrada, con su contenido clasificado. En la mitad abierta al público, Kirkpatrick mostró dos vídeos desclasificados. En uno de ellos, un objeto volador parece emitir un chorro de propulsión. Pero el examen de los investigadores de la AARO determinó que se trataba simplemente de la sombra del calor emitido por los motores de un avión de pasajeros que pasaba en esos momentos por el área.
En el otro, los expertos de la oficina no han logrado determinar de qué se trata, puesto que solo cuentan con la información que aporta el propio vídeo, grabado el año pasado en Oriente Medio. En él, se aprecia un objeto esférico que atraviesa la pantalla de la cámara de un dron MQ-9, sin que se aprecie cómo es posible que se desplace.
“Va a ser virtualmente imposible identificar por completo eso, basándonos simplemente en ese vídeo”, ha explicado el alto funcionario, que expresó su esperanza de que, a medida que se vayan teniendo más datos sobre este tipo de episodios sea más fácil resolverlos.
Según ha apuntado, “en nuestra investigación, la AARO no ha encontrado indicios creíbles hasta el momento de actividad extraterrestre, tecnología de fuera de este mundo o de objetos que desafíen las leyes de la Física tal y como las conocemos”. Hasta ahora, “la mayoría de los objetos no identificados de los que se ha informado a AARO muestran las características vulgares de globos, sistemas aéreos (no tripulados), basura, fenómenos naturales u otras cosas perfectamente explicables”.
En enero, un informe publicado por la oficina del Director de Inteligencia Nacional en el Pentágono indicaba que, de más de medio millar de incidentes examinados, buena parte “no presentaban los suficientes detalles como para determinar su naturaleza con un nivel alto de certidumbre”. Entre esos episodios, el Pentágono enumeraba 163 atribuidos a globos o “entidades similares a globos”. Un mes después, cazas F-22 derribaban sobre aguas estadounidenses un globo chino que atravesó el territorio continental de ese país yal que Washington acusa de tener el espionaje como función principal.
El País