Cientos de policías y agentes gubernamentales allanaron una terminal subterránea de robo de combustible en un túnel en Hidalgo, donde los ladrones habían levantado un altar al diablo y otro a la Santa Muerte, una santa pagana.
La Fiscalía del Estado de Hidalgo explicó que una entrada oculta los condujo a un túnel de 25 metros de largo que llegaba a cuatro metros de profundidad. En su interior, hallaron cisternas de combustible y grifos ilegales perforados oleoductos gubernamentales.
En el espacio, que estaba mal ventilado, había aproximadamente 38 mil litros de combustible robado, además de mangueras para trasladarlo. 10 sospechosos fueron arrestados en el lugar y se incautaron 12 vehículos y drogas.
Las fotografías del túnel mostraban que recientemente se dejaron ofrendas de comida y velas al Diablo y a la Santa Muerte, una figura femenina esquelética venerada por delincuentes menores, narcotraficantes y pobres. Algunos creen que realizar ofrendas a la Santa Muerte los protegerá.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha asignado miles de soldados a la protección de oleoductos desde que asumió el poder en diciembre de 2018, y ha ordenado que en algunas zonas se traslade el combustible en camiones cisterna para frustrar a los ladrones que agujerean los ductos.
A pesar de esos esfuerzos, y del descenso del número de grifos ilegales en 2020 y 2021, el año pasado el número de accesos ilegales había vuelto a aumentar hasta casi 14 mil anuales.
Este tipo de grifos son inmensamente peligrosos.
El 18 de enero de 2019, una explosión en un grifo ilegal en un oleoducto al norte de la Ciudad de México mató a al menos 134 personas. El incidente ocurrió en la localidad de Tlahuelilpan mientras los residentes sacaban gasolina.
Milenio