Estados Unidos sufre actualmente de un gran problema que sus frentes encontrados no han logrado conciliar: la censura. Y un tipo de censura muy específica, que se ha enfocado en silenciar e invisibilizar a la literatura.
Diversos estados han entrado en polémicas numerosas, debido a que, en nombre de proteger a las infancias, cientos de libros de literatura han sido retirados de las escuelas de los Estados Unidos bajo el argumento de que son obras “pornográficas e indecentes”. Obras prestigiosas, consideradas clásicos, e incluso autores que han ganado premios Nobel, han sido prohibidos en las bibliotecas escolares.
Un caso especial es el del gobernador republicano Ron de Santis, -del partido conservador de los Estados Unidos-, que en Florida ha emprendido una campaña política en contra de los derechos LGBTQ+, enfocado en la ley “No digas gay”, que prohíbe a los menores la educación sexual y les restringe el acceso a material literario, de acuerdo a las medidas acatadas por comités especializados. No obstante, mucha de esa censura viene dictada desde la derecha más conservadora del país, por lo que los libros que han sido prohibidos son los que abordan la literatura LGBTQ+, además de los escritos por autores afroamericanos e hispanos.
Se calcula que, a la fecha, más de 300 libros se han retirado de las bibliotecas en las escuelas de Estados Unidos.
Padre de familia demanda a la Biblia
En el estado de Utah, en particular, tiene un peso relevante el Utah Parents United (Padres Unidos de Utah), una asociación de padres de familia que se ha encargado de censurar todos los libros relacionados con el gremio LGBT+ y los afroamericanos. El republicano Ken Ivory fue quien puso especial empeño en crear una ley, en 2022, que conllevó a que se retiraran de las escuelas todos los libros considerados pornográficos e indecentes, pero que se han centrado por completo en narrativa LGBT+.
“Este libro no tiene valor alguno para la infancia porque es pornográfico según la nueva definición”
El código redactado por el republicano Ken Ivory especificaba que un libro es indecente para las librerías escolares si incluye “estimulación sexual explícita, sodomía, masturbación o actos sexuales”. Basta con que el libro en cuestión contenga un fragmento que contraríe el código legal vigente en Utah para que en todo su conjunto sea considerado indecente, y por lo tanto, censurable.
Un padre de familia de Utah, que decidió mantenerse en el anonimato, utilizó esta ley de censura a su favor, e interpuso una demanda para que la Biblia fuera retirada de las escuelas, por su contenido “pornográfico y violento”.
“Los Padres Unidos de Utah se han olvidado de uno de los libros más cargados de sexo que existen: la Biblia”, escribió el hombre. “Incesto, onanismo, bestialismo, prostitución, mutilación genital (…) violaciones e incluso infanticidio. Seguro que se darán cuenta de que según la nueva normativa de Utah, este libro no tiene valor alguno para la infancia porque es pornográfico según la nueva definición”.
El hombre, además, adjuntó en su demanda un documento de 8 páginas el que incluye diversos fragmentos del Viejo Testamento en el que pueden leerse violencias y prácticas sexuales, con versículos como “He aquí ahora tengo dos hijas que no han conocido varón; permitidme sacarlas a vosotros y haced con ellas como mejor os parezca”, de Génesis 19:8, y también Génesis 19:33: “Y dieron a beber vino a su padre aquella noche, y entró la mayor, y durmió con su padre; mas él no sintió cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó. 34 El día siguiente, dijo la mayor a la menor: He aquí, yo dormí la noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra y duerme con él, para que conservemos de nuestro padre descendencia”.
Ken Ivory, quien redactó la ley en primer lugar, se lamentó de esta acción afirmando que “había un propósito para la misma, y que este tipo de acciones son muy desafortunadas”. A pesar de la polémica, la Biblia fue retirada de las aulas.
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