El exsecretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, prometió este jueves 13 de julio aprovechar la guerra comercial entre China y Estados Unidos para “robar” el 10 por ciento de la inversión instalada en el país asiático.
En el marco del 83 Congreso Anual de la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (CAAAREM), el excanciller destacó la importancia de aprovechar la relocalización de inversiones y la reorganización de las cadenas de suministro, en medio de la tensión entre Estados Unidos y China.
Durante su intervención, Ebrard señaló que la disputa económica entre las dos superpotencias está generando un cambio significativo en el panorama internacional, especialmente en el aprovisionamiento de minerales y el sector logístico.
Por esta razón, la ‘corcholata’ de Morena resaltó la necesidad de que México se posicione estratégicamente para atraer una parte importante de las inversiones que actualmente está instalada en China.
“Es evidente que tenemos que ganar esa posibilidad porque eso significaría que el país pueda crecer al doble de lo que está creciendo”, afirmó Ebrard, haciendo referencia al fenómeno del nearshoring y enfatizó que México tiene la oportunidad de captar aproximadamente el 10 por ciento de las inversiones que se encuentran actualmente en China y otros países.
“De lograr este objetivo, México experimentaría un crecimiento económico que superaría el doble de la tasa actual”, añadió el aspirante a la candidatura de Morena.
Ebrard destacó la importancia de esta estrategia de atracción de inversiones, subrayando el perfil demográfico favorable de México. “Tenemos que hacerlo porque el promedio de edad de la población de México es de 29 años, y si esta década no la aprovechamos, no habrá otra”, advirtió.
De acuerdo con su planteamiento, el país cuenta con una ventaja competitiva al tener un crecimiento demográfico favorable en comparación con otras naciones. Por lo tanto, es crucial aprovechar este factor para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social.
El Financiero