XÓCHITL, LA GUERRERA SONRIENTE.

DESTACADOS, RADAR

EL RADAR / El editorial de Antena.

La arrogancia es la manifestación de la debilidad, el miedo secreto hacia los rivales.

Fulton J. Sheen.

Religioso Estadounidense.

La soberbia es la peor consejera en la vida, pero en la política es un pasaporte al infierno instantáneo. Todos sabemos que el presidente López Obrador ha vivido un poder extremo, en los últimos 30 años, ni Salinas, ni Fox transitaron por ahí.

Sintió que lo merecía, se regodeó en él, batalló para llegar durante más de 18 años, y al sentarse en la silla que pensó era mágica, creó una narrativa en la que solo él podría representar al “sabio pueblo de México”, solo él podía resurgir de las cenizas como el verdadero ungido, el único agente liberador, el depositario de la fe, la confianza y la esperanza; la vendió y ganó, pero al llegar falló.

Los programas sociales que regalan dinero, sus magnas obras de infraestructura, (que no sirven para mucho)  en las cuales se depositó un barril sin fondo del presupuesto que se dejó de usar en el Seguro Popular, un sistema aeroportuario y de aviación en una profunda crisis absolutamente discordante con la vocación natural de un país que podría vender “franquicias” internacionales en sus incontables atractivos, la violencia incontrolable que no se apagó y que ahuyenta sistemáticamente a las divisas que se pensarán dos veces llegar a recorrer un Tren Maya que cruce por la “tierra de nadie”, porque ni con abrazos, ni con la desmemoria del cambio de posturas y el uso de las fuerzas armadas a placer, se ha podido lograr recuperar la tranquilidad de la población, que sufre migración forzada, reclutamiento obligado, violencia sin control, desolación y muerte. 

Además de su inocultable fracaso y apuesta por partidas perdidas, AMLO generó una rampante polarización del país, obsesión que obedece a dos razones: sus ansias irrefrenables de venganza, y una narrativa simple que pudiese explicar cada mañana a su contundente feligresía que: “yo soy el único bueno, el único sobrecargado con el poder de decidir quiénes son los afortunados que están del lado correcto de la historia, el mío.” Maldiciendo y condenando a los que osamos cuestionar su sagrada divinidad se elevó al cielo tormentoso de la arrogancia. Nadie podría haber pensado que este calamitoso, “están conmigo o están contra mí”, pudiese haber tenido un efecto tan profundo en el México de un avanzado siglo XXI, pero sucedió. Por otro lado, la oposición se redujo a sus niveles mínimos, y la mayor parte de los triunfos que obtuvieron en las intermedias se deben atribuir más a sendos errores de los contumaces sacerdotes y sacerdotisas sin ministerio formal en la secta López Obradorista, que a aciertos o propuestas reveladoras.

La maldita soberbia escaló tan alto, que el autonombrado “pontífice de la verdadera democracia mexicana” pensó en exhibir por adelantado su poder transexenal moviendo los calendarios electorales y políticos a placer, planteando sin recato y fuera de la ley a sus propios “cantados potenciales sucesores”, rebautizados en su humor Capulinesco como “corcholatas”, (pocos adjetivos ofrecen de manera tan clara los síntomas de toda una era, la era de los refrescos de cristal, de los cascos gigantes “tapados por corcholatas”, del Presidencialismo absoluto).  Embebido aún por el grave disgusto de la división del epicentro del país, el bastión de las izquierdas modernas, la capital que gobernaron Cuauhtémoc y él y desgobernaron Marcelo y Mancera, quiso desde su púlpito de fuego desvirtuar al único personaje que podría causarle cierta incomodidad, en su control también de esta elección, clave en su progresión y arrastró a la Senadora Xóchitl Gálvez a su soliloquio mañanero, le cerró las puertas de Palacio Nacional en las narices pasando por encima de la ley (otra vez) y de la congruencia política que lo hizo Presidente. La atacó inclemente, como lo ha hecho con cualquiera que pretende cuestionarlo, pensando en su inocencia fatua que acabaría de un plumazo con ella y que mandaría un nuevo mensaje desde la altivez de su maldito periplo inexplicable, “nadie por encima de mí ni la ley, mucho menos la que puedan presentar los conservadores”. López Obrador construyó su propia transición, como siempre en sus propios términos, como siempre en sus batallas internas por el sueño de ser recordado junto a Juárez y Madero como un prócer. Sin embargo la realidad lo rebasó y perdió la oportunidad única de realmente reconstruir, porque el Tabasqueño quiso transformar por decreto, transmutar por aclamación popular. En lo único en lo que no se equivocó es en ponerle el dedo a quien podría ocupar la primera magistratura del país, y parece que la ungida por su súper poder, es la vendedora de gelatinas Hidalguense que antes de entrar en política ya era la empresaria del año, carne viva de la cultura del esfuerzo, la guerrera sonriente, Xóchitl Gálvez.

R E C A D E R O

Que una vez más se clausure (por segunda ocasión en el año) La Loma Centro Deportivo, recordando un criminal impago por el servicio de descarga de drenaje al Interapas, de 23 millones 910 mil 646 pesos y que está a punto de cumplir 20 años de acumulación es una locura.

Uno de los máximos logros de la adminsitración Galindista en la implementación de su “Plan Emergente” fue el atraer recursos federales por 44 millones para palear temporalmente el problema, valoremos en matemática elemental el tema y las facinerosas omisiones de los que también detentan en cuenta regresiva la concesión de Aguas del Poniente. Un solo moroso gigantesco, debe al operador la mitad del presupuesto con el que están batallando para ofrecer el servicio a más de un millón de personas, si a eso le sumamos que buena parte del caos que sucede en el tema del abasto y operación del drenaje y agua potable se debe a la voracidad irrefenable de quienes lideran el grupúsculo de ambiciosos que han pavimentado los cerros y ahora quieren devastar la Sierra de San Miguelito, TODOS SABEMOS QUIEN NOS SALE DEBIENDO A LOS POTOSINOS.

La pregunta es si Galindo y Gallardo se dejarán de romper las medias y podrán unirse por la gente, tomando una distancia real y poniendo en su lugar a los que los escrúpulos se les hundieron en un hoyo en 1.

PDTA. Si además atendemos la investigación recientemente publicada por Blakely Morales sobre la contaminación de los mantos freáticos por Minera San Xavier en medio del caos de abasto del agua, empiecen a ensayar para ir a bailar a Chalma.

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