A LO QUE TE TRUJE
Por Chencha.
La inseguridad en San Luis Potosí es una asignatura pendiente tremenda, los gobiernos han fallado como un síntoma latente de su desquiciado sistema nervioso. La falta de coordinación subsiste desde que el entonces célebre Comandante Naya, dominaba la Policía de Caminos y era una suerte de filtro para el paso del lugar que se vendía como el “más seguro del país”, el tema cambió y la zona metropolitana de la capital comenzó a ser refugio de criminales y sus familias, desde políticos auto exiliados prófugos de la ley como Mario Villanueva Madrid (ex gobernador de Quintana Roo, ahora apapachado extrañamente por AMLO) quien está en prisión domiciliaria tras ser detenido desde que dejaba su cargo en el lejano abril de 1999, condenado en Estados Unidos y México por vinculación y operación con el narco y lavado de dinero, hasta cabezas de cárteles que encontraron en el pueblo un lugar “tranquilo” para vivir.
El tema se desquició hace cerca de 16 años cuando la guerra de grupos del crimen organizado rebasó los límites e inundó las calles de zozobra y a las familias de interminables duelos.
El indignante caso del Señor Fernando Medina Ramírez, “el chacal del Subway” quien atacó a un joven empleado de la cadena sanduichera en su sucursal de Rutilo Torres es la otra cara de la misma moneda, la normalización de la violencia y la impunidad rampante que provoca que cualquiera piense que es intocable, sea parte del crimen organizado o desorganizado es un factor lacerante del tejido social.
La historia de violencia y muerte, agresión y secuelas de por vida deambula en estas.
El asesinato del entonces director de seguridad pública estatal Jaime Flores Escamilla a plena luz del día enfrente de su familia cuando salían de comer en un restaurante a una cuadra del nuevo suceso violento que ha puesto los ojos de México en San Luis nos recuerdan que algo está mal y nadie se ha propuesto aceptarlo para empezar a remediarlo.
Parece que nos hemos acostumbrado a vivir corriendo a activar un botón de pánico que no sirve, y que nadie quiere arreglar.
Ni ante civiles desquiciados, ni ante criminales “domesticados” hemos hecho lo suficiente para frenar y combatir la violencia. Si las expresiones violentas llegan a la palestra política en estos adelantados procesos electorales, ni pensarlo, estamos en un túnel oscuro y sin salida.
La diputada emecista Emma Saldaña ayer puso por fin un llamado de alerta válido ante el tema denunciando (y dándose inocentemente un disparo en el pie) que la Secretaría de Seguridad Federal comandada por la potosina Rosa Icela Rodríguez no ha hecho caso al Congreso potosino (que no pesa, ni tiene eco, ni ninguna maldita resonancia ni aquí) para poder aterrizar el convenio de colaboración con las autoridades locales y reforzar de forma efectiva el resguardo de la Carretera 57.
Todos parecen rebasados, y la narrativa de que unos son buenos y otros malos no cambiará, ni con el mejor cartel de Teatro del Pueblo gratuito imaginable durante los siguientes 30 días, SIN RESULTADOS.