MÉXICO BAJO LA LUPA

DESTACADOS, RADAR

EL RADAR.

El Editorial de ANTENA SAN LUIS.

Justo en el momento en el que “los salvadores” de la democracia nacional rompen lanzas los unos con los otros, (Ebrard acusó a Sheinbaum de usar recursos públicos y empresas falsas para hacer su campaña), que el “presidencialismo” voraz y autoritario volvió del pasado para engatuzar el presente es momento de hacer un recuento sobre el valor y trascendencia histórica de lo que hemos sido como país. La democracia es importante en México por varias razones, muchas de las cuales se aplican a cualquier país que valore la representación política, la participación ciudadana y la protección de los derechos individuales. Sin embargo, también existen factores históricos, sociales y políticos específicos que hacen que la democracia sea particularmente importante para México:

Contexto histórico: México tiene una historia de regímenes autoritarios, incluyendo periodos de dictadura y gobierno de partido único bajo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que duraron más de siete décadas. La transición a la democracia a finales del siglo XX representó una ruptura con esta historia de poder centralizado y represión política.Que el actual liderazgo haya navegado a contra corriente desde la oposición para hacer renacer lo peor de la narrativa de los gobiernos anti democráticos que ensalzaron el presidencialismo es motivo de foco rojo.

Protección de los derechos humanos: La democracia proporciona un marco para salvaguardar los derechos humanos y las libertades individuales. Dados los casos pasados de abusos de los derechos humanos en México, un sistema democrático ayuda a garantizar que se respeten y protejan los derechos de los ciudadanos. En México, un estado casi-fallido en la protección de sus ciudadanos ante hechos y abusos realizados desde el poder real y fáctico son suficientes para apretar el botón de pánico.

Representación y rendición de cuentas: Un sistema democrático permite a los ciudadanos elegir a sus dirigentes y representantes mediante elecciones periódicas. Esto proporciona una vía para que la gente tenga voz en el proceso de toma de decisiones y para que los funcionarios electos rindan cuentas de sus acciones. En México, durante muchos años trivializamos las elecciones, se manipularon a placer y se organizaban desde el poder que se procuraba mantener, ahora inclusive, bajo la narrativa de que los “arbitros” los pusieron los “malos”, en el falso entendido de que los “buenos” son los que también arrasan a costa de lo que sea para mantener el poder. México no puede retroceder y dinamitar sus instituciones electorales y manosear un sistema que permitió inclusive que su líder opositor, ahora Presidente en funciones, accediera al poder.

Pluralismo e inclusión: La democracia promueve la diversidad y la inclusión al permitir que diversos partidos y grupos políticos participen en el proceso político. Esto es especialmente importante en México, que es cultural y étnicamente diverso. Y en este tema hay rezagos históricos que laceran todos los niveles, especialmente en los profundos e intolerables ejercicios de violencia de género.

Desarrollo económico y social: La democracia puede facilitar un desarrollo económico y social más estable al promover políticas que atiendan las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos. Un sistema político participativo puede conducir a una mejor asignación de los recursos y a un desarrollo más equitativo. Además, hoy nadie quiere mantenerse al márgen del crecimiento y la sustentabilidad. El alejamiento del actual gobierno también de las tendencias en pro del medio ambiente y en contra del uso de energías fósiles es un factor a observar de cerca.

Paz y estabilidad: En países con un historial de luchas y conflictos políticos, la democracia puede ser un medio para lograr una mayor cohesión social, minimizar la violencia política y fomentar la resolución pacífica de disputas. Hoy la polarización provocada desde el poder como estrategia, puede convertirse en un boomerang ardiente cuando los resultados continúen siendo negativos en la mayoría de los rubros, especialmenten en salud, economía familiar y especialmente en seguridad.

Relaciones internacionales: El compromiso de México con la democracia puede mejorar su reputación en el escenario global y fortalecer sus lazos diplomáticos con otras naciones democráticas. Permite a México participar en organizaciones internacionales que promueven los valores democráticos. Y hoy un acto de democracia real nos permitirá recuperar algo de valor perdido en el pasado de la vida pública de México que era la famosa Doctrina Estrada, que nos hacía permanecer en un lugar respetable y ejerciendo un manejo abierto y honroso para todas las naciones.

Corrupción y transparencia: La democracia promueve la transparencia y la rendición de cuentas en las operaciones gubernamentales. Esto es especialmente crucial en México, donde la corrupción ha sido un problema persistente. Las instituciones democráticas pueden ayudar a combatir la corrupción al permitir controles y equilibrios. Hoy el gobierno de AMLO, que llegó en buena medida por ser un incansable crítico a los vicios y corruptelas de los gobiernos previos se ha visto manchado por escándalos tremendos como el de Segalmex que asciende a casi 10,000 millones de pesos, los señalamientos de corrupción y tráfico de influencias de colaboradores cercanos como Manuel Bartlett y sus propios hijos.

Estado de Derecho: La democracia refuerza el Estado de Derecho, garantizando que ningún individuo o entidad esté por encima de la ley. Esto es importante en un país como México, donde los retos relacionados con la delincuencia y la seguridad requieren un marco jurídico sólido. Hoy se agrega un ejercicio totalitario del poder (otra vez), desde la presidencia, juzgando y atacando a los otros poderes de la república, si difieren con sus iniciativas, ideas o imposiciones. El marco de la ley y el respeto a esta, termina definiendo el resultado de un periplo gubernamental.

Progreso y bienestar social: Un sistema democrático permite políticas que abordan las necesidades de la sociedad, como la educación, la sanidad y los servicios sociales. Estas políticas contribuyen a mejorar el bienestar general de la población. Hoy al hacerse selectivas, politizadas ideológicamente y tendientes a conservar un mercado electoral y no fomentando el progreso convierten a México en un lugar complejo y de retraso complicado por abatir.

En resumen, la democracia es crucial en México debido a su contexto histórico, la necesidad de protección de los derechos humanos, la representación y la rendición de cuentas, el pluralismo y la inclusión, el desarrollo económico y social, la paz y la estabilidad, las relaciones internacionales, la lucha contra la corrupción, la defensa del Estado de Derecho y la promoción del progreso social. Una democracia que funcione puede ayudar a México a superar sus retos históricos y a construir una sociedad más justa, equitativa y próspera.

Recuperar estos valores depende de la participación social activa, la defensa de la libertad de expresión en la era digital, la denuncia y la exigencia de la preservación y aplicación de las leyes y la verdadera transformación de las conciencias de un país solidario, progresista, abierto e incluyente.

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