Difícil la readaptación y reinserción social, luego de salir de la cárcel y dejar atrás aquella vida de privación de la libertad, así lo señaló el señor Mauricio N., quién estuvo 5 años en el Centro de Reinserción Social de La la Pila, por el delito de robo calificado.
Y quién en entrevista para El Sol de San Luis, señaló que son muchos los obstáculos que les impiden a quienes estuvieron en reclusión por un delito, ser reintegrados a esta sociedad, pues el estigma, los señalamientos e incluso la violencia, les persiguen.
Sumado a esto, las condiciones de vida en medio de su proceso de readaptación se vuelven contrarías a sus derechos de regeneración social, lo que ocasiona estragos en su entorno psicosocial y familiar.
Ya que en San Luis Potosí no existen programas de acompañamiento que les ayuden a reintegrarse a su vida diaria en libertad, lo que implica grandes estragos en su cotidianidad, cómo lo es el abandono, la falta de oportunidades, la ausencia de un trabajo digno y atención médica adecuada.
“Salir del encierro, es entrar a otro tipo de reclusión, que va minando tus días. En mi caso me enfrenté a la crítica familiar, a un sin fin de violencias, porque lamentablemente la gente te desprecia, te minimiza, invalida tu esfuerzo por salir adelante y ser mejor persona, porque al final te siguen viendo como un ratero, un criminal“, expresó.
Alejandra Ruiz | El Sol de San Luis
Por ello Mauricio N, consideró que es necesario que las instituciones gubernamentales, realicen la aplicación de programas para dar seguimiento a los procesos de aquella población penitenciaria que busca, otras oportunidades de vida.
“En mi caso yo era adicto, en el CERESO de La Pila me atendieron mis adicciones y me daban acompañamiento con terapia psicológica y medicamentos, hoy, yo ya no tengo nada de eso. El Instituto Temazcalli solo atiende casos en los que consideran necesario el internamiento y yo no fui candidato, tampoco para terapia psicológica, pues ahí solo dan asesoría y charlas, entonces es parte de los obstáculos que uno enfrenta”.
Cristian Robledo | El Sol de San Luis
Sumado a esto y a pesar que es una violación directa a sus Derechos Humanos, las oportunidades de trabajo son escasas, pues la mayoría de los empleadores desconfían de sus capacidades para desarrollar el trabajo.
“Existe un estigma muy grande, nos siguen viendo como delincuentes a pesar de que y cumplimos nuestra condena. No hay inclusión para la población penitenciaria, no hay convenios con empresas, prácticamente o te autoempleas o agarras cualquier trabajo que te pueda ayudar a salir adelante. Así como yo, que el único trabajo que me dieron fue de ayudante de albañil“.
Mauricio N., describió todos estos obstáculos cómo como una “Muerte Social“, pues la vida después de la cárcel, configura acciones que van desde la desconfianza, el señalamiento , hasta llegar, paradójicamente al aislamiento.
“Todos te dan la espalda, lo que queda después de las rejas es similar a estar detrás de ellas. Es muy triste la verdad”.
Sin duda la historia de Mauricio N., es el ejemplo del cómo a pesar de la condena, la visión punitiva o de castigo les persigue y condiciona su calidad de vida después de la cárcel.
El Sol de San Luis