EL MEZQUINO CLUB DE TOBBY POTOSINO

DESTACADOS, RADAR

El Radar.

El editorial de Antena

EL MEZQUINO CLUB DE TOBBY POTOSINO.

“El Club de Tobby” de las tiras cómicas de La Pequeña Lulú es una metáfora del machismo y el clasismo clásico; los niños protagonistas regían bajo preceptos elementales del sistema de mando dentro de la dominancia de los hombres, la sordera, la ceguera y la desaparición y nulificación de las mujeres y de los hombres “no suficientemente dignos”.

¡Eureka! 

Hace unos días el Gobernador Gallardo en un impulso positivo se sinceró al ser cuestionado sobre el Fideicomiso de SEDECO, salvaguardado en las últimas administraciones de “representantes plenipotenciarios” de la oligarquía como responsables

“Nosotros no gobernamos para el Club de Tobby, ni para el Círculo Rojo” atisbó a decir tajante.

Confirma lo que ya sabíamos desde que deslizó su jugada maestra, la creación del “Consejo Potosí” con la reunión fortuita de miembros “distinguidos” (habría que ahondar qué es exactamente lo que los distingue), de ésa clase hasta ahora dominante fue más que un acto de inclusión, un ejercicio tácito de poder. Encerró en las mazmorras de sus aposentos a los que se creen la crème de la crème.

Esta trasnochada oligarquía, titiriteros de un sistema en el que el poder político, social y mediático (cada vez en peor picada) se concentra solo en manos de ellos, una pequeña élite adinerada y mezquina, que ha tenido importantes efectos negativos sobre el desarrollo y la reducción de la pobreza en nuestro estado. He aquí cómo puede afectar a estas áreas:

Una primera pregunta necesaria es: ¿cómo ha afectado el “Club de Tobby” en la asignación de recursos y desigualdad económica que sufrimos? Los recursos que podrían haberse invertido en servicios sociales, educación, sanidad y desarrollo de infraestructuras se canalizan en cambio hacia los intereses de la élite. Esto agrava la desigualdad económica, dificultando el acceso de la mayoría de la población a oportunidades de movilidad ascendente.

El segundo cuestionamiento indispensable es  ¿cómo ha afectado el “Club de Tobby” en la falta de rendición de cuentas y corrupción?

Las oligarquías suelen implicar estrechos vínculos entre las élites políticas y económicas, lo que conduce a una falta de responsabilidad y transparencia. Si no es de los míos, es condenable, si es nuestro no.

Esto ha fomentado en San Luis Potosí una cultura de corrupción oficialista innombrable, en la que los ricos pueden influir en beneficio propio en las políticas, las normativas y la toma de decisiones. La corrupción desvía fondos públicos de proyectos de desarrollo y servicios sociales, obstaculizando los esfuerzos por reducir la pobreza y mejorar el nivel de vida.

También es imperativo saber ¿cómo el “Club de Tobby” ha frenado la verdadera participación política y su apertura? En este como en todos los sistemas oligárquicos, el poder político se concentra en manos de unos pocos, lo que limita la participación de la población en general en el proceso político. Esta falta de representación genera lineas que atienden solo a los intereses de la élite en lugar de abordar las necesidades de toda la sociedad. Como consecuencia, las políticas de desarrollo pueden estar sesgadas a favor de un crecimiento económico que beneficie principalmente a los ricos, en lugar de promover un desarrollo integrador que saque de la pobreza a todos los segmentos de la sociedad. 

¿Ha visto alguien que el” Club de Tobby” fomente la inversión en capital humano? 

Las sociedades oligárquicas como la actual no invierten lo suficiente en educación, sanidad y otros servicios esenciales que contribuyen al desarrollo del capital humano. Prefieren mantener prebendas para regar gratis sus clubes de golf, tener via libre para aterrizar sus aviones en el aeropuerto o clausurar obras que no les beneficien de manera directa.

Cuando la élite controla el acceso a los recursos y las oportunidades, suele haber pocos incentivos para dar prioridad a las inversiones que capacitarían a la población en general. Esto puede dar lugar a una mano de obra menos cualificada y productiva, lo que obstaculiza el crecimiento económico general y perpetúa la pobreza. Parte de su mantenimiento en la élite inalcanzable es el cierre del paso a cualquiera que pudiera emularles, pagan mal, no invierten en la educación de sus empleados, no comparten adecuadamente sus utilidades y defraudan al fisco local y nacional.

En el San Luis del “Club de Tobby” es costumbre la ineficaz utilización de los recursos pues han fomentado dar prioridad a las ganancias a corto plazo solo para ellos sobre el desarrollo sostenible a largo plazo. Los recursos naturales pueden explotarse sin tener en cuenta la sostenibilidad medioambiental o las necesidades de las generaciones futuras, lo que agrava la degradación ecológica y ha conducido ya a un agotamiento de los recursos que afecta desproporcionadamente a los pobres. El gobierno estatal parido por la oligarquía, el de Marcelo de los Santos fue justamente el modelo más denostable de esta condición.

Hoy en la esperanza de vivir verdaderos nuevos tiempos es hora de abrir las oportunidades y las condiciones a todos, frenar definitivamente el manoseo y pretensiones perversas de los ocupantes de los asientos de “primera clase” del vuelo que va a ninguna parte. Hoy los sistemas más inclusivos y equitativos que promueven una gobernanza transparente, la igualdad de oportunidades y la inversión en capital humano tienen más probabilidades de fomentar el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza. 

Ese es un cambio posible, eso es gobernar, Ricardo, no para el círculo rojo, no para el “Club de Tobby”.

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