Cinco días después de los atroces ataques terroristas del grupo palestino Hamás, que cobró la vida de cientos de niños, mujeres y ancianos, Israel lanzó nuevos ataques aéreos y dijo que se estaba alistando para una posible invasión terrestre.
En tanto, los palestinos hacían fila en panaderías y tiendas de comestibles en Gaza tras pasar la noche entre las ruinas de los vecindarios asolados y a oscuras debido a un apagón casi total.
Los grupos de ayuda internacionales advirtieron que las muertes en Gaza podrían aumentar luego de que Israel cortó el suministro de alimentos, agua, combustible y electricidad y el paso fronterizo entre el pequeño enclave costero y Egipto cerró.
La guerra, que comenzó tras un sangriento ataque de amplio espectro de Hamas a Israel, se ha cobrado ya la vida de al menos 2 mil 500 personas en ambos bandos.
Las fuerzas israelíes “se están preparando para una maniobra terrestre si se decide”, indicó el teniente coronel Richard Hecht, un vocero del ejército, añadiendo que el liderazgo político no ha ordenado aún el despliegue. Una ofensiva de este tipo sobre el territorio, donde 2.3 millones viven hacinados en una franja de apenas 40 kilómetros de largo, podría elevar más el número de bajas en ambos lados en brutales combates puerta a puerta.
Mientas Israel continúa bombardeando Gaza, los combatientes de Hamas han disparado miles de proyectiles a territorio israelí desde su asalto del fin de semana. Se estima que los insurgentes tienen retenidas en la Franja a unas 150 personas tomadas como rehenes en Israel, entre ellos dos mexicanos.
En las calles se podía ver a palestinos que huían de los bombardeos corriendo cargados con sus pertenencias mientras buscaban un lugar seguro. Decenas de miles han abarrotado las escuelas gestionadas por Naciones Unidas mientras que otros se cobijan con familiares o con extraños que les abren sus casas.
A las puertas de las panaderías y tiendas de alimentación que se atrevieron a abrir durante unas horas se formaron filas de personas que trataban de conseguir alimentos antes de que vaciasen las estanterías. La única central eléctrica del territorio se quedó sin combustible y cerró el miércoles, dejando la generación de electricidad en manos de los escasos generadores privados.
Un alto funcionario del Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió que la falta de electricidad podría paralizar los hospitales.
“A media que Gaza se queda sin electricidad, los hospitales se quedan sin electricidad, lo que pone en peligro a los recién nacidos en incubadoras y a los pacientes ancianos con oxígeno. La diálisis renal se frena y no se pueden tomar radiografías”, dijo Fabrizio Carboni, director del CICR para la región. “Sin electricidad, los hospitales corren el riesgo de convertirse en morgues”.
El ministro israelí de Energía, Israel Katz, afirmó que no se permitirá la entrada de ningún suministro a Gaza hasta que no se libere a los cautivos. “No se encenderá ni un solo interruptor de electricidad, no se abrirá ni un solo grifo y no entrará ni un solo camión de combustible hasta que los rehenes israelíes regresen a casa”, dijo en un mensaje en X, la red social antes llamada Twitter.
La milicia ha amenazado con asesinar a los rehenes israelíes si Israel ataca a la población civil gazatí sin previo aviso.
Luego de que los insurgentes de Hamas asaltaran el país el sábado a través de la cerca fronteriza y mataran a cientos de israelíes en sus casas, en las calles y en un festival de música al aire libre, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, prometió “aplastar y destruir” al grupo que gobierna Gaza desde 2007.
“Todo miembro de Hamas es hombre muerto”, afirmó Netanyahu en un discurso televisado el miércoles por la noche.
El gobierno de Israel está sometido a una intensa presión pública para derrocar a la milicia en lugar de seguir aislándola en la Franja, luego de que sus cuatro guerras previas terminaron con Hamas en una posición aún más firme al frente del territorio. Israel ha llamado a filas a 360 mil reservistas, acumuló tropas adicionales cerca de Gaza y desalojó a decenas de miles de residentes en comunidades cercanas al enclave palestino.
Netanyahu cuenta ahora con el respaldo de un nuevo gobierno de guerra que incluye a un veterano político de la oposición. Estados Unidos ha reiterado su firme apoyo a Israel y su secretario de Estado, Antony Blinken, aterrizó el jueves en Tel Aviv para reunirse con Netanyahu y otros líderes. Blinken se verá el viernes con el presidente palestino, Mahmud Abás, y con el rey Abdullah II de Jordania.
El ejército israelí dijo que el objetivo de su ofensiva nocturna fueron las fuerzas de élite Nukhba, de Hamas, incluyendo los centros de mando utilizados por los combatientes en su ataque del sábado y la vivienda de un alto oficial naval del grupo insurgente que, según indicó, que empleaba para almacenar armas no especificadas.
Otro ataque aéreo mató a Moussa Naseer, un comandante de Yihad Islámica Palestina, en su vivienda familiar en la ciudad norteña de Beit Lahia, según reportaron medios vinculados al grupo. Y un comandante de un grupo insurgente de izquierdas más pequeño perdió la vida en el mismo operativo, junto a algunos de sus familiares, añadieron.
“Ahora mismo estamos centrados en acabar con sus altos mandos”, explicó Hecht. “No solo la cúpula militar, sino también la cúpula gubernamental, hasta (el máximo dirigente de Hamas, Yehiyeh) Sinwar. Estaban directamente conectados”.
Aunque Israel ha insistido en que alerta de sus ataques, está usando una nueva táctica que consiste en arrasar barrios enteros en lugar de edificios sueltos.
De acuerdo con la agencia humanitaria de la ONU, los bombardeos israelíes han derribado mil viviendas desde el inicio de las represalias el sábado, y otras 560 presentan graves daños y están consideradas inhabitables. El refuerzo del bloqueo israelí ha provocado una grave escasez de agua para más de 650 mil habitantes, añadió apuntando que los sistemas de alcantarillado quedaron destruidos, lo que provocó que las aguas residuales lleguen a la calle y supongan un riesgo para la salud.
Por su parte, Egipto participó en intensas conversaciones con Israel y Estados Unidos para permitir la entrega de ayuda y combustible a Gaza a través de su cruce fronterizo de Rafah, que cerró tras un ataque aéreo en las inmediaciones el martes.
Pero las autoridades egipcias se oponen a las propuestas de establecer corredores de salida del territorio, alegando que el éxodo palestino desde la Franja podría tener graves consecuencias para su deseo de establecer un estado independiente. Además, se mostraron preocupadas por la posible llegada de cientos de miles de desplazados.
El Financiero