Antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-28), la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado su ‘Revisión de la salud en 2023 en las contribuciones determinadas a nivel nacional y las estrategias a largo plazo’, donde advierte de que “la salud debe estar al frente y al centro de los planes nacionales para luchar contra el cambio climático”.
En este documento, donde se describen las acciones necesarias para garantizar que la salud de las personas tenga plena “prioridad”, se recuerda que el cambio climático ya está dañando la salud y el bienestar humanos. Desde enfermedades causadas por fenómenos climáticos extremos hasta el aumento de la incidencia y propagación de enfermedades transmitidas por vectores; y el aumento de las enfermedades cardiovasculares y respiratorias causadas por el calor extremo y la contaminación del aire, respectivamente, los impactos del clima en la salud humana son ineludibles.
“La salud de los seres humanos y nuestro planeta están indisolublemente ligadas y, tras años de promesas, se necesita urgentemente una acción rápida para proteger a ambos. Solo las políticas climáticas impulsadas por resultados de salud darán como resultado las acciones necesarias para salvar vidas, prevenir enfermedades y construir sociedades más sanas y justas”, afirma el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
La OMS señala que se han logrado avances significativos en la integración de la salud en las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) y las estrategias de desarrollo y bajas emisiones a largo plazo (LT-LEDS), los principales instrumentos políticos para reducir las emisiones y desarrollar la resiliencia climática según lo establecido en el Acuerdo de París (Francia).
El 91 por ciento de las NDC disponibles ahora incluyen consideraciones de salud, en comparación con el 70% de las que informaron en 2019. En comparación con rondas anteriores de planes climáticos nacionales, se están desarrollando cada vez más objetivos y políticas climáticas inclusivas y que promueven la salud para la mitigación, la adaptación, medios de implementación, Pérdidas y Daños, y estrategias de desarrollo sostenible a largo plazo.
“Los países han logrado avances significativos en el reconocimiento de la amenaza del cambio climático a la salud humana y planetaria en sus planes nacionales para abordar el cambio climático, pero necesitamos que estos compromisos se amplíen, se aceleren y se financien adecuadamente para garantizar una respuesta equitativa que proteja la salud y medios de vida de las generaciones actuales y futuras”, afirmó la doctora María Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.
El documento afirma que la financiación climática sostenible es “esencial” para la adaptación de la salud, la mitigación y el desarrollo resiliente al clima, “pero la salud sigue estando crónicamente insuficientemente financiada en los planes nacionales para abordar el cambio climático”. Asimismo, emprender acciones de adaptación y mitigación del cambio climático depende en gran medida de su capacidad financiera “y, con demasiada frecuencia, los países más vulnerables a los impactos de la crisis climática son aquellos que no tienen los recursos para financiar la acción climática”.
A pesar de esta dependencia del financiamiento climático multilateral, actualmente solo el 2 por ciento del financiamiento para la adaptación y el 0,5 por ciento del financiamiento climático total se asignan a proyectos que apuntan explícitamente a proteger o mejorar la salud humana. Para garantizar una respuesta equitativa y eficaz al cambio climático, la OMS pide mecanismos multilaterales de financiación climática para asignar más fondos a políticas e iniciativas que apuntan explícitamente a proteger o mejorar la salud humana.