Mientras una masacre se desarrollaba al interior de la exhacienda del Carmen, elementos de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado (FSPE) y de la policía municipal de Salvatierra, se encontraban inmóviles en la parte exterior. No intervinieron, ni para detener a los responsables.
Así lo acusaron familiares de las víctimas que lograron llegar al lugar tras recibir las llamadas de auxilio que alcanzaron a registrarse justo cuando un grupo de sujetos armados, arremetía contra los jóvenes que asistieron a su posada anual.
Familiares que alcanzaron a llegar a la exhacienda, relataron que ahí ya se encontraban los elementos estatales y municipales, quienes se negaron a intervenir “hasta que no terminara”.
“Al momento que fuimos nosotros a auxiliar, ya había autoridades ahí. Mis hermanos que estaban heridos nos llamaron para ayudarlos. Cuando llegamos ya había policías y Fuerzas de Seguridad Pública del Estado no hicieron nada y que por nuestra seguridad no entráramos”.
“Les dijimos que sí íbamos a entrar porque estaban nuestros familiares ahí adentro para ayudarlos. Todavía se escuchaban los balazos adentro. Dijeron que por nuestra seguridad no entráramos porque estaban las personas armadas adentro. Me dijeron que me tocaría a mí”, dijo el familiar.
Ante la indolencia de los elementos para actuar en el ataque, el familiar de las víctimas les reclamó: “¿entonces qué hacen ustedes aquí?”.
“Todavía se escuchaban balazos cuando fuimos, había mucha gente reclamando y pidiendo que entrarán para que hicieran algo. Les decíamos denos las armas y entramos. Ellos ni hacían nada. Dejaron que siguieran matando a las personas, hasta que terminará todo”.
Reprocharon que la autoridad estatal y municipal pudo haber detenido a los responsables en el momento, pero tampoco hicieron el mínimo esfuerzo.
“Se me hizo algo inconsciente. ¿Cómo es posible que no puedan apoyar para detener a los delincuentes? Sólo estuvieron afuera protegiéndolos. Así pasó. Terminaron de matar y se fueron. Ellos (los policías), ahí parados”.
Por todo lo anterior, en medio del dolor y la indignación, exigió la renuncia del alcalde Germán Cervantes Vega porque no existe justicia en el asesinato de los once jóvenes que perdieron la vida en este ataque, que se suma al historial de Salvatierra en los últimos años.
ATACANTES QUISIERON ENTRAR A LA POSADA. NO LOS DEJARON Y LLEGARON A DISPARAR
“¡Mátenlos a todos!”. Fue la orden que, de acuerdo con testigos, irrumpió junto con decenas de balazos a la posada que se llevaba a cabo en la exhacienda de San José del Carmen, en Salvatierra, Guanajuato. La masacre dejó 11 personas sin vida y 14 lesionadas, la mayoría jóvenes de entre 16 y 35 años de edad.
Los testimonios que ha conocido la Fiscalía de Guanajuato coinciden en que un grupo de personas se presentó en el lugar para intentar entrar, pero ante la negativa se retiró para regresar momentos después acompañado de un comando que sin más disparó en contra de los presentes.
“Los jóvenes comentan que estuvieron retándolos”, relató Angie Almanza, familiar de dos de las víctimas al diario El País. “Solo llegaron, entraron y dispararon sin parar”, ahondó. “Hicieron como que se fueron. Se fue la luz. Pero enseguida regresaron y comenzaron a disparar. No se veía nada, sólo se escuchaban las detonaciones”, contó a su vez otro testigo al diario Reforma.
Una persona más, que pidió el anonimato, declaró al Periódico Correo de Guanajuato que entraron con chalecos verdes y cuernos de chivo; “rafaguearon a todos”, dijo. La entrada, de acuerdo con este medio, pudo ser por una apertura en la barda perimetral, no por la puerta principal. El testigo, que logró esconderse, recordó: “(Fue) un tiradero de gente. Unos ya estaban muertos y otros pedían ayuda”.
Eran alrededor de 50 jóvenes de entre 16 y 35 años de edad, quienes acudieron a la posada con motivo de las fiestas decembrinas. Durante varias horas los asistentes convivieron, incluso, en redes sociales circula un video del momento en que los jóvenes están rompiendo una piñata en lo que parece se el patio del lugar.
Uno de los sobrevivientes relató a AM que la celebración ya estaba a punto de concluir cuando los sujetos desconocidos llegaron al lugar del evento, se quedaron por unos instantes en la entrada del sitio, se retiraron y a los pocos minutos regresaron.
La víctima logró tirarse al piso para resguardarse y aseguró que logró escuchar decir a uno de los agresores “mátenlos a todos”, mientras algunos de los heridos se quejaban y otros pedían ayuda. Tras varios minutos de silencio, el sobreviviente se reincorporó y con la lámpara de su celular comenzó a intentar ubicar a sus amigos. “Era una escena muy fea, parecía una zona de guerra”, expresó para AM.
“Rafaguearon indiscriminadamente a todos los que estaban en la fiesta, también al conjunto que estaba tocando. No hubo más: simplemente dispararon”, dijo Almanza a El País sobre la agresión, que tuvo lugar en el edificio principal del lugar, un espacio que era utilizado para realizar diversos eventos sociales.
Las versiones que consigna la prensa coinciden en que al salir del lugar, los agresores quemaron dos coches y dos motos de las víctimas. Los sobrevivientes fueron los que llamaron para pedir ayuda, pero los servicios de emergencia y de la Secretaría de Seguridad local habrían tardado hora y media en llegar al lugar, en donde localizaron 195 casquillos percutidos de calibre .223 y de 7.62 milímetros.
Sin Embargo