Ocho estadounidenses han perdido la vida de manera sospechosa y a habido un aumento de la prostitución en Medellín, que es legal en Colombia, y que acompaña el boom turístico
Lo único que el israelí Omer Bloch recuerda de una cita pactada a través de Tinder en la ciudad colombiana de Medellín es que la mujer era “hermosa” y usó una poderosa droga para robarle y borrar su memoria.
Luego de cenar, Bloch regresó a casa con su acompañante y destapó una cerveza. Despertó al mediodía siguiente sin sus pertenencias.
“Fue difícil pararme de la cama. Era como si estuviera borracho. Fui a mi escritorio y noté que mi iPad no estaba (…), se llevó también mi cartera y mis tarjetas de crédito. Al menos dejó mi computador”, dice el empresario, de 28 años, en entrevista con la AFP al recordar lo ocurrido a finales de 2021.
Según un testeo médico, su memoria fue borrada con escopolamina, una droga que atormenta a turistas en una ciudad que superó la violencia del narco de los años noventa, pero donde persisten otras mafias como las del tráfico sexual.
Con 2.6 millones de habitantes, Medellín es la segunda ciudad de Colombia, el mayor productor de cocaína del mundo. Atraídos por el reguetón, el clima primaveral y la agitada vida nocturna, ahora es también uno de los principales destinos de América Latina.
Las muertes “sospechosas” de ocho estadounidenses en Medellín entre noviembre y diciembre de 2023 llevaron a la embajada de ese país a recomendar abstenerse de usar aplicaciones de citas en Colombia.
“Las circunstancias apuntan a un posible uso de drogas, robo y sobredosis. Varios casos involucran el uso de aplicaciones de citas”, detalla la misión diplomática en su alerta de enero.
En uno de los episodios más sonados, el comediante y activista estadounidense Tou Ger Xiong fue secuestrado y luego hallado muerto el 11 de diciembre tras encontrarse con una mujer que conoció por internet.
“Fácilmente pude haber sido yo” uno de los afectados, dice aliviado Bloch, quien sigue viviendo en Medellín pese al robo.
Lujosas torres residenciales se levantan en las empinadas avenidas de El Poblado, el barrio predilecto de los extranjeros como Bloch.
“Pensaba que era solo una chica más, una cita más”, lamenta el “nómada digital” o emprendedor remoto que trabaja mientras viaja.
El número de extranjeros que visitan Medellín pasó de 212 mil en 2015 a 1.4 millones en 2022.
Pero las muertes violentas “aumentan en la medida que aumenta el número de visitantes”, dice William Vivas, defensor de derechos humanos de la alcaldía local.
La entidad registró 32 víctimas extranjeras en 2023, un 7% más que el año anterior. La Fiscalía atendió 82 casos de extranjeros víctimas de “hurto por medio de sustancia tóxica” en 2022.
El día después de su malograda cita, Bloch despertó con un fuerte dolor de cabeza. “Solo recordaba acercarme a su cuello para besarla y luego… ¡Clic!, desperté”, relata.
Allegados de Bloch lo llevaron a un hospital donde le detectaron trazas de escopolamina, que se extrae del árbol Brugmansia, conocido como “borrachero” por sus efectos psicotrópicos.
La sustancia está prohibida en Colombia, pero “la planta se encuentra con una distribución muy amplia en todo el territorio”, incluso en zonas urbanas, explica Diana Pava, toxicóloga del grupo de investigación en sustancias psicoactivas de la Universidad Nacional.
Delincuentes extraen la escopolamina de las semillas negras de los frutos y a escondidas la diluyen en las bebidas de las víctimas.
“Hay personas que pueden tener somnolencia (al consumirla). Otras pueden tener amnesia (…). También hay taquicardia, hipertensión y convulsiones”, alerta Pava.
En dosis altas y combinada con alcohol, puede ser letal. Además, advierte Pava, es inusual detectar la escopolamina pues el cuerpo la elimina rápidamente.
Aumento de prostitución
Cuna del abatido capo de la cocaína Pablo Escobar, Medellín vive un aumento de la prostitución, que es legal en Colombia, y que acompaña el boom turístico.
En las noches, las aceras comerciales se transforman en un mercado de sexo al aire libre con decenas de mujeres ofreciendo sus servicios, especialmente a extranjeros.
“Nos posicionamos como un lugar muy ‘cool’ (pero) también se ha vendido” a Medellín “como un lugar de mucha permisividad”, cuestiona Jazmín Santa, integrante de la Mesa Contra la Explotación Sexual Comercial de Niños y Adolescentes.
Tras ser dado de alta, Bloch compartió su historia en redes sociales y se sorprendió al encontrar poca solidaridad de los locales. De igual forma, cuando esta clase de incidentes llegan a la prensa abundan comentarios de personas que consideran los robos una especie de castigo “merecido” para extranjeros que participan del turismo sexual.
Con un juego de palabras entre sexo y “expat” (expatriados en inglés), Bloch describe como “sexpats” a quienes “vienen aquí unicamente buscando fiesta, diversión y sexo”.
“Estoy de acuerdo con los locales: hay gringos (extranjeros) que son pedazos de mierda y se aprovechan de las mujeres. ¿Pero qué pasa cuando son los tipos buenos los que caen en la escopolamina?”, cuestiona el empresario.
– El Universal