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El Radar

Por Jesús Aguilar – @jesusaguilarslp

En el panorama político actual de México, la oposición se encuentra en una posición precaria, lidiando con retos significativos que se derivan de la escasez de alternativas creíbles. La lista de figuras de la oposición parece un catálogo de candidatos reciclados, lastrados por legados cuestionables y alianzas desagradables. Desde Alito Moreno hasta Marko Cortés y Manlio Fabio Beltrones, cada individuo parece más indeseable que el anterior. Incluso Xóchitl Gálvez, que aparentemente intenta distanciarse de la gobernanza pasada, se alinea con políticos cuyo historial está manchado por la corrupción y el desprecio de las limitaciones institucionales.

En San Luis Potosí ya señalamos la cumbre de espectros políticos que se conjuntaron alrededor del registro de Galindo en el PRI, miles de fojas en el ministerio público sintieron la brisa de la resurrección pero al final la constante es la misma: reciclados impresentables y sin pegada alentando a los menos peores que hoy tienen el reto de… ¿ganar o nada más competir?

Gálvez está al lado de quienes, a pesar de sus intentos de dar una imagen diferente, comparten un historial de avalar la corrupción, violar las normas y gobernar con falta de freno institucional. El PRI ha mostrado tendencias autoritarias, convirtiendo tales impulsos en arraigadas dinámicas de poder, repitiendo este ciclo cada seis años. Por otro lado, el PAN, aunque presenta una versión más ligera del priísmo, adoptó un enfoque más legalista y militarista durante su tiempo en el gobierno. Ambos partidos apelan ahora a la defensa de un sistema que contribuyeron a distorsionar en las últimas tres décadas. Elegir entre partidos que, con sus acciones u omisiones, allanaron el camino para el ascenso de un líder que pretende desmantelar el orden existente se convierte en una propuesta desafiante.

Los más cínicos dicen que tenían que sacar las artimañas para combatir las recicladas prácticas del Morenismo rampante alentado desde la perversión de su máximo tótem en desgracia.

Movimiento Ciudadano todavía no es opción, parece un delicioso pastel de cumpleaños fastuosa envuelto con un gran moño fosfo- fosfo que no está bien cocido… 

De forma increíble la oposición prácticamente permanece al margen, luchando por reinventarse lo suficiente como para conseguir el apoyo del público o contrarrestar eficazmente las fuerzas regresivas en juego. Las próximas elecciones estatales plantean un reto formidable, con el partido en el poder aparentemente revitalizado, impulsado por la influencia del Presidente López Obrador, que aparece tanto en las papeletas como entre bastidores, orquestando el ascenso de Claudia.

La equidad de la contienda política se ha visto comprometida, especialmente desde que el Presidente comenzó a utilizar el programa matutino como plataforma para promover a su partido y atacar a la oposición. El desvío de recursos públicos por parte de Morena para actividades partidistas sesga aún más el terreno de juego. La ubicuidad de las vallas publicitarias de “Es Claudia” en todo el país y los primeros actos de campaña orquestados por una mujer aparentemente elegida para obedecer las directrices de un hombre subrayan la naturaleza desigual de la competencia. También es infranqueable sentir que las “mujeres” que por fin gobernarán México, está. Teledirigidas por hombres de la peor calaña.

Frente a un líder con aspiraciones hegemónicas, sólo “estrategias institucionales con objetivos moderados” pueden contrarrestar eficazmente la erosión de la democracia. Estas tácticas aprovechan vías institucionales como las elecciones, el Congreso o los tribunales para impedir o alterar las estrategias antidemocráticas. El objetivo es ganar tiempo, mantener una presencia en el Poder Legislativo y prepararse para estrategias más radicales en caso de que se intensifique la erosión democrática. La lección fundamental de los últimos cinco años es que el poder mayoritario sin control se transforma en poder abusivo sin control. Esto subraya la urgencia de impedir que Morena asegure una mayoría calificada en el Congreso, un imperativo claro y simple para salvaguardar los principios democráticos, proteger a las instituciones y el andamiaje de democracia social que blinde un nuevo máximato disfrazado de segundo piso.

En San Luis, alguien tiene que decirles con claridad, a los “astutos” que presumen tener todo en control de un lado y del otro que la moneda está caliente y en el aire.

Aquí ni MORENA es lo que vende en el país, ni el VERDE las tiene resueltas por decreto, ni la oposición es oposición, ni hay perfiles competitivos levantando la mano con condiciones reales… De MC en San Luis Potosí, digamos que es el nuevo vecino ruidoso de la chiquillada… nada más.

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