El proceso electoral en México se ha vuelto el más violento en la historia moderna del país, con un total de 386 incidentes y 501 víctimas desde septiembre de 2023 hasta abril de este año. Estas agresiones van desde amenazas hasta homicidios y afectan a candidatos de diversos partidos políticos.
Según un estudio de Integralia, 15 estados enfrentan un alto riesgo de intervención del crimen en sus elecciones locales. Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco, Chiapas y Morelos se consideran en riesgo “muy alto”, con hasta el 80% de su territorio bajo control o disputa de grupos criminales. Otros nueve estados tienen un riesgo alto, incluyendo Baja California, Sonora, Chihuahua y Veracruz.
Los candidatos de la oposición son los más afectados, con 107 agresiones registradas, seguidos por Morena, PT y Verde con 48 casos. Se han contabilizado 28 asesinatos, siendo los candidatos de Morena, PT y Verde los más afectados.
Armando Vargas Hernández, consultor senior de Integralia, advierte que la violencia política es solo un síntoma de un problema más profundo: la influencia del crimen organizado en la democracia mexicana. Señala que la democracia está capturada por grupos criminales en varios territorios, lo que plantea un riesgo para la estabilidad democrática del país.
