El puente Valladares: entre grafitis y basura, sigue conectando a la ciudad

LOCALES, SAN LUIS

El puente “Miguel Valladares”, una estructura clave en la conexión entre el oriente y el centro de la ciudad, ha resistido el paso del tiempo a pesar del abandono, rayones y basura que lo rodean. Su construcción se remonta a la administración de Luis García Julián (1995-1997), y fue el resultado de complejas negociaciones con directivos ferroviarios para crear una nueva vía que aliviara el tráfico que durante décadas había sido interrumpido por las vías del tren.

Este puente, inicialmente no planeado para llevar el nombre del exalcalde Valladares, fue bautizado así tras la insistencia del Sindicato de Trabajadores Municipales, que lo consideraba un benefactor por su apoyo al gremio.

Antes de su existencia, los únicos pasos entre el centro y la zona oriente de la ciudad eran el deprimido de Manuel José Othón, inaugurado en 1947 para evitar que las personas cruzaran entre los vagones de tren, y el puente de avenida Universidad, construido en la administración de Antonio Rocha Cordero (1967-1973). Con el crecimiento de la ciudad y el tráfico constante, surgió la necesidad de una nueva alternativa, lo que dio origen al puente Valladares.

Aunque su construcción implicó la expropiación de algunas propiedades, finalmente no hubo mayores conflictos. Hoy en día, el puente no solo es una conexión vial esencial, sino también escenario de protestas vecinales y accidentes que han afectado su infraestructura.

A pesar de las condiciones actuales del puente, con grafitis, basura y la presencia de personas en situación de calle, sigue siendo una estructura crucial que se eleva sobre las vías del tren, recordando la separación física que estas líneas férreas han impuesto en la ciudad.

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