¿Legitimidad?

AUTONOMUS ALUMNI, OPINIÓN

Por Luis Lauro Ramos Rodríguez @lauroramosr. Seré breve.
Me resulta irónico pensar que la reforma judicial, que tenía entre sus principales argumentos la legitimación de las personas juzgadoras al ser electas por voto popular, haya sido aprobada en un contexto de inestabilidad tan grande.
Es cierto que Morena y sus amigos arrasaron en las últimas elecciones. Nadie duda de que son la fuerza política más grande del país. Sin embargo, el hecho de que se hayan valido de la manipulación, las malas mañas y hasta de la instrumentalización de organismos públicos como las fiscalías para cumplir con el cuasi divino deseo del presidente de la República fue, con el perdón del lector, una mentada de madre.
LOS HECHOS
La reforma despertó la inconformidad de la gente, hubo movilización, hay quienes cuestionan el número de personas que salieron a protestar, pero lo cierto es que fueron esfuerzos sumamente significativos, tanto que obligó a las cámaras de Diputados y Senadores a mudar su sede para poder dar luz verde a la reforma. Esto fue en vano y a los legisladores les importó poco, particularmente en el caso del Senado, pues cuando finalmente pudo sesionar, ya tenía todo listo.
Siguiendo la premisa de “lo más seguro es lo más amarrado”, ya se había hecho un trabajo de operación política que alejaba a la oposición de lograr que las cuentas le salieran. La ausencia del senador de Movimiento Ciudadano por Campeche, Daniel Barreda, provocada por la aprehensión de su padre por la fiscalía local, ya había sentado el escenario aritmético para obtener los votos de la mayoría calificada.
Finalmente, no fue solo este hecho lo que permitió la aprobación de la reforma, sino también la “traición” del senador panista por Veracruz, Miguel Ángel Yunes, quien ya había anunciado que votaría a favor, a pesar de la histórica enemistad de él y su familia con el actual oficialismo.
Espero no ser malinterpretado. Si el padre de Daniel Barreda es culpable del desvío de fondos del que se le acusa, que cumpla su pena. Pero haber hecho de esta investigación un instrumento de manipulación política para forzar la ausencia del senador en el Congreso es una bajeza del tamaño del propio Estado. Y haber buscado en los Yunes, con quienes mediática mente existía un odio jarocho, para asegurar los votos, es un acto de incongruencia de igualmente grandes proporciones.
Este contexto no hace más que restar legitimidad a la aprobación de esta modificación constitucional.
Hay que ser claros: la reforma judicial no acabará con la patria ni con la independencia de México. Incluye algunos puntos que, a mi parecer, son positivos, como la creación de un nuevo tribunal disciplinario y el incremento de medidas de seguridad para juzgadores en

materia penal. Ahora será cuestión de que las leyes secundarias que se generen para implementarla se alejen de la politiquería que ha prevalecido y se enfoquen en la operatividad de lo que será nuestro nuevo sistema de impartición de justicia.
También es preciso mencionar que la relativa facilidad con la que la 4T ha alcanzado estos niveles de poder es responsabilidad de la misma oposición. Han traicionado su palabra y perdido la confianza de la ciudadanía, han sido incapaces de generar líderes que inspiren honestidad y no ofrecen a la gente una verdadera alternativa política ni un proyecto convincente, pues han limitado su actuar reciente a quejarse de todo sin proponer nada. No han sido autocríticos y sirven más de adorno que de otra cosa.
No es lo mismo verla venir que sentirla llegar.
AL MARGEN
José Reyes Martínez hizo historia al convertirse en la primera alcaldesa autodeterminada como mujer en obtener el triunfo para un ayuntamiento en nuestro estado. Tras este hecho histórico, la próxima edil de Venado fue cuestionada por un reportero sobre cómo prefería que se refirieran a ella, a lo que, con muy malos modos, respondió:
“¿Tienes tú un problema con el género? ¿Tienes algún problema con el género? Entonces, ¿tienes tú un problema con el género?”
Debe ser sumamente difícil atravesar dudas tan severas sobre su identidad cuando, de un día para otro, pasó de asumir su masculinidad a autodeterminarse como mujer por razones de oportunismo. Por eso, sugiero dos maneras que no entienden de género y que nos sirven para referirnos a esta persona: canalla y miserable. Se me habían ocurrido unas más feas, aunque igual de honestas, pero mi mamá no me dejó publicarlas.
Hasta el próximo lunes.

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