Portugal enfrenta una crisis devastadora con incendios forestales que han causado la muerte de siete personas y destruido alrededor de 10 mil hectáreas de terreno. La situación es crítica en el país, con cerca de 50 focos de incendio activos y la movilización de aproximadamente mil vehículos, además de una veintena de aviones y helicópteros para combatir las llamas.
Maria Ribeiro, una jubilada de Albergaria-a-Velha, llora mientras recuerda el miedo que vivió durante los incendios. Su localidad ha sido severamente afectada, y aunque su casa no resultó dañada, sus tierras quedaron arrasadas por el fuego.
El martes, Portugal desplegó más de 3 mil 700 bomberos para enfrentar la emergencia, después de solicitar ayuda a otros países europeos. En los últimos tres días, se ha quemado más terreno del que se ha registrado en todo el verano. El comandante nacional de protección civil, André Fernandes, actualizó el número de víctimas a siete, incluyendo a tres bomberos que fallecieron luchando contra un incendio en la región de Viseu.
Entre las víctimas se encuentra un joven brasileño de 28 años que trabajaba en una empresa forestal, así como dos personas que murieron de crisis cardíacas y un bombero voluntario que falleció repentinamente mientras descansaba. Los incendios han sido especialmente destructivos en la región de Aveiro y las aldeas cercanas.
En respuesta a la emergencia, Portugal ha recibido apoyo internacional, incluyendo dos aviones Canadair enviados por España, y se espera la llegada de equipos de Francia, Italia y Grecia. Maria do Carmo Carvalho, de 70 años, expresó su desesperación mientras esperaba la llegada de los servicios de emergencia.
Los incendios, impulsados por fuertes vientos y temperaturas superiores a 30 ºC, han dejado un paisaje devastado de árboles carbonizados y suelos ennegrecidos. El país está en “alerta máxima”, con al menos 40 heridos, incluidos 33 bomberos. La magnitud de los incendios es la peor que se ha visto en más de dos décadas, según los residentes.
Los expertos atribuyen la intensificación de estos incendios al cambio climático, que está provocando olas de calor más severas y prolongadas en la Península Ibérica, aumentando la propagación de los incendios.
