Un grupo de documentalistas ha realizado un descubrimiento extraordinario en el Monte Everest: los restos de Andrew Comyn Sandy Irvine, uno de los primeros alpinistas en intentar escalar la montaña más alta del mundo, quien desapareció hace 100 años. Este hallazgo se produjo en el marco de una nueva expedición y un documental para National Geographic.
Irvine y su compañero George Mallory emprendieron su viaje hacia la cima del Everest en 1924, pero nunca regresaron. Durante la grabación de la cinta, el equipo encontró un pie con una bota y un calcetín en el glaciar Central Rongbuk, en la cara norte del Everest. Al inspeccionar el calcetín, descubrieron que tenía grabado el nombre de Irvine, lo que sugiere que se trata de los restos del joven alpinista.
El descubrimiento fue realizado por un equipo de profesionales, entre ellos un fotógrafo y un director ganador de un Academy Award, quienes alertaron a la Asociación de Montañismo del Tíbet Chino y a la Royal Geographical Society. La sobrina nieta de Irvine, Julie Summers, quien ha documentado la historia familiar, expresó su conmoción al enterarse del hallazgo en el centenario de la desaparición de su tío.
“Cualquier expedición al Everest persigue la sombra de Irvine y Mallory. Este ha sido un momento monumental y emotivo para nosotros y esperamos que aporte tranquilidad a sus familiares y al mundo del alpinismo en general”, comentó Summers.
La familia de Irvine emitió un comunicado expresando su gratitud al equipo que realizó el descubrimiento y su deseo de que los restos sean tratados con respeto. “Sandy Irvine era el miembro más joven de la expedición al Everest de 1924 y se perdió en la ladera superior de la montaña”, recuerda la familia en su mensaje.
