Ricardo Gallardo:
Si se puede! ¡Si se puede! Gritaba el Gober Gallardo,
Y lo que a muchos les duele es lo que viene tramando.
Una mujer senadora va a sucederme en el cargo,
decía montado a caballo el mandamás con sus charros.
Pero la calaca no es mensa, ya tenía un truco planeado,
se llevó a Ruth y a su esposo y perdieron el volado.
Enrique Galindo:
Despachaba Enrique Galindo en su reelección amable,
rodeado de vividores que ya le estaban cobrando cuentas falsas de sus peajes.
Así llegó su oficina el espíritu maligno
a charlar con el alcalde, al que sin temor le convino:
no te conviene quedarte coqueteando con el PAN tiene maldito su valle y
en lo que que queda del PRI hay más muertos que en mi calle.
Guadalupe Torres
Muy contento en su oficina, estaba el número 2 del gobierno del estado,
Guadalupe Torres Sánchez hacía acuerdos en privado.
Llegó la catrina pasiva y silenciosa a la oficina y le dijo a Lupe firme, ya te toca que te lleve, Lupe le dijo, no quiero y le sirvió un pan con queso,
a la media hora la había despachado al Congreso.
Juan Carlos Valladares:
El año 2027 se ve aún muy complicado,
Juan Carlos soñaba despierto con su tiempo emocionado.
Silencioso en su curul, el empresario las sesiones aguantaba,
Ya lo veían con recelo los que el tiempo destapaba.
Pero un día le tocaron el hombro saliendo de San Lázaro,
A dónde vas chiquitito, te me vienes para acá,
Ya se me fue Checo Pérez pero a ti te toca pagar.
Nacho Segura:
Con banderolas verdes y enjundia seguía Nacho en campaña,
preparando los rumbos del año del veintisiete.
Ya había todas sus apuestas y ganaba el cubilete.
Lo que nadie había pensado al interior del partido
Era que la muerte es sabia y ya le había marcado camino.
No me importan tus patrañas, ni tus cientos Nacholibers,
Hay un padrón que aquí falta, me acompañas, ya no vives.
Rita Ozalia Rodríguez
Con su rostro compasivo, y su hermana en Bucareli
Se paseaba Rita Ozalia por Venustiano Carranza.
Buscaba afiliar ingenuos y engrosar la militancia.
Ya había cerrado filas con Luisa María Alcalde,
Y suspiraba en las noches con los abrazos de Claudia.
Pero todo se acabó cuando en la esquina de Uresti,
Donde estaba la Corriente, una guadaña jaló de su cuello
Con honestidad valiente.
Se acabaron las promesas de un segundo piso en San Luis.
Te llevo al camposanto guinda del que no podrás salir.
Marco Gama
Con su quinto aire encima el veterano en la grilla
Andaba en su coche naranaja recorriendo municipios,
Era Marco Gama Basarte el gerente potosino del
Partido del viejo Dante Delgado.
Logró su nueva reelección, pero tenía muertos en el closet
que convencieron a la flaca en llevárselo a empujones.
Héctor Serrano.
El flamante diputado, casi dueño del Congreso
Afinaba su discurso ensayando en el espejo.
Héctor Serrano Cortés, servidor de la patria con fama
de estupendo operador y quien contradiga canalla.
Hasta que su reino se rompió y llegó la calaca a Vallejo:
“Ven para aquí diputado, te ha llegado tu hora”.
Serrano le respondió, nos vamos pero que te quede claro
que yo había prometido que nunca llegaría a viejo.