EL GOBIERNO SIN RECURSOS… HUMANOS

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

El Radar
Por Jesús Aguilar

Te vuelves fuerte levantando a los demás, no derribándolos.
— Matshona Dhliwayo

Como cara adversa a la misma moneda, mientras Gallardo se ha mantenido como uno de los mandatarios estatales mejor calificados en su periodo, con el aval de un triunfo muy importante de su partido en las recientes elecciones, en el actual efervescente ámbito político de San Luis Potosí, el gobierno estatal ha demostrado una alarmante inestabilidad en su gabinete, con casi 60 cambios en solo tres años de gestión.
Esta cifra, que se traduce en más de un cambio mensual, y evidentemente plantea serias preguntas sobre la eficacia administrativa y el manejo de la gobernanza en el estado.
El último caso y uno de los más significativos y que nos habla de un doble discurso con la muy sobada “herencia maldita” es en el que aparecen funcionarios con cuestionamientos previos, como el ex diputado Jorge Díaz Salinas, cuya incorporación ha encendido las alarmas sobre la transparencia y el manejo de recursos públicos.
Jorge Díaz Salinas, ex diputado panista está ligado al escándalo del “Moches Gate”, donde se denunciaron desvíos de recursos para la construcción de caminos rurales y otros signos de corrupción. Su presencia en el gobierno actual provoca una confusión considerable sobre las prioridades del liderazgo estatal: ¿realmente se busca erradicar la corrupción o se tolera en aras de la lealtad política? La elección de Díaz Salinas para encabezar la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Recursos Hidráulicos resuena como un claro mensaje de que, en política, los intereses personales y partidistas pueden superar el compromiso con la responsabilidad pública.
Los cambios en el gabinete comenzaron a materializarse incluso antes de cumplir 100 días de gobierno, lo que evidencia un patrón de reajustes que no solo refleja la búsqueda de eficacia, sino también la aparente incapacidad para estabilizar las estructuras estatales. Gallardo es todo, pero ¿es suficiente?
La Secretaría de Turismo, por ejemplo, ha sido un campo de batalla con una rotación impresionante de líderes, desde Patricia Veliz Alemán hasta Yolanda Cepeda Echavarría, cada uno con trayectorias diversas, pero con pocos logros destacables en su gestión en caso de la primera por la escasa atención recibida, (hay proyectos viables que ni siquiera llegaron al despacho del titular del ejecutivo con soluciones reales a temas claros). En el caso de la actual titular y de su antecesor Machinena, son cargos desde la negociación política y electoral, en donde parte de la misión Gallardista es convencer de sumarse a su causa (como sea) para desmantelar las posibles fuerzas opositoras. Destaca la salida de Aurora Mancilla Castro, quien fue removida tras ocho meses, aduciendo falta de preparación, una señal clara de desorganización y de falta de estrategia clara en la selección de titulares.
Este ciclo de cambios no solo afecta la percepción pública, sino que también perjudica la continuidad y eficacia de las políticas públicas. Los constantes desembarcos y arribos de nuevos funcionarios, muchos de los cuales carecen de la experiencia necesaria en sus respectivas áreas, conducen a una falta de cohesión y a la ineficiencia en la implementación de programas vitales para el desarrollo del estado. La crítica hacia el actual gabinete se intensifica cuando se analiza la reciente gestión de Salud, donde la asignación de cargos a personas sin experiencia médica ha generado preocupación y malestar en el sector sanitario.
La rotación en las secretarías no solo es un fenómeno aislado, sino que es emblemático de un panorama político donde los cambios sirven más como una estrategia para satisfacer relaciones personales o políticas que para garantizar la óptima operación administrativa. La consecuencia inmediata de esta danza de funcionarios es la pérdida de confianza en el gobierno, que debería ser un pilar en la construcción de un estado más justo y eficiente.
San Luis Potosí es un claro ejemplo de cómo la inestabilidad y la falta de compromiso con la selección de personal adecuado pueden deteriorar la gestión pública. La tarea no es sencilla, pero para recuperar la confianza de los ciudadanos y hacer efectiva la gobernanza, es fundamental que los líderes estatales enfoquen sus esfuerzos en construir un gabinete sólido y competente, capaz de enfrentar los retos actuales con seriedad y responsabilidad.
Sería muy interesante ver en lo práctico como si ha habido tantos cambios por incapacidad o falta de logros existe una aprobación tan alta del Gobernador, su estela brilla más que los resultados o nadie en las posiciones clave a excepción de algunos contadísimos ejemplos hacen su chamba sin seguir solo órdenes del mandamás.

Compartir ésta nota:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp