El Radar
Por Jesús Aguilar
En el contexto político actual, las promesas del ex presidente Donald J. Trump de aumentar significativamente los aranceles a México en caso de que no se contenga la migración irregular han suscitado inquietudes considerables sobre el futuro de las relaciones bilaterales entre ambos países.
Estamos a horas de saber si todo el tablero del norte del continente, la manera de vivir y subsistir se mantiene o sufre un terremoto de consecuencias inéditas.
La amenaza de Trump de imponer mayores aranceles tiene como trasfondo la lucha por contener la migración irregular que, según él, representa un desafío no solo para la seguridad estadounidense, sino también para la economía de su país.
Durante su mandato, Trump implementó tarifas que llevaron a tensiones comerciales significativas, y su retórica ha mantenido la migración en el centro del debate público. Según un informe del Centro de Estudios Internacionales (CIS) en México, más del 80 % de las exportaciones mexicanas se dirigen a Estados Unidos. Por lo tanto, cualquier incremento en los aranceles podría provocar un alza en los precios de los bienes importados que, a su vez, afectaría tanto a los consumidores mexicanos como a la cadena de suministro de empresas estadounidenses que dependen de productos y componentes mexicanos.
Desde la perspectiva económica, el cumplimiento de estas promesas significaría un impacto inmediato en la economía mexicana. Un informe de la Secretaría de Economía de México estima que un aumento de un 25% en los aranceles a bienes mexicanos podría resultar en una caída de 1.5% del PIB nacional. Esto sería un golpe considerable en un país que ya batalla con tasas de crecimiento moderadas. La imposición de aranceles más altos podría resultar en una disminución de las exportaciones, un incremento del desempleo, y un freno al crecimiento económico nacional, factores que, en conjunto, exacerbarían los retos sociales que enfrenta el país.
El impacto en sectores específicos también sería notable. La industria automotriz, que representa aproximadamente el 20% de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, podría verse severamente afectada. Expertos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) estiman que un aumento en los aranceles podría costar miles de empleos y, en consecuencia, impactar la estabilidad económica de las comunidades dependientes de esta industria.
Si el gobierno de la Presidenta Sheinbaum se enfoca realmente en mejorar la imagen de México y abordar las preocupaciones de Trump respecto a la migración, podría abrir la puerta a diálogos más constructivos para mitigar los impactos económicos de los aranceles.
Esto podría implicar colaboraciones más profundas en temas de seguridad y desarrollo social en las zonas de alta migración, lo que requeriría una atención prioritaria al desarrollo económico en estos territorios.
Sin embargo, el éxito en esta dinámica dependería en gran medida de la capacidad de Sheinbaum y su equipo, encabezado en el tema diplomático por Juan Ramón de la Fuente y en el tema económico y con experiencia previa en el manejo impredecible del staff de Trump, Marcelo Ebrard para negociar con el líder estadounidense que ha demostrado ser impredecible y a menudo confrontativo.
“Las relaciones diplomáticas requieren de un enfoque constante, pero con Trump, la certeza es difícil de alcanzar”, comenta el Dr. Luis Miguel González, analista político. Esto genera dudas sobre cómo se consolidaría una estrategia bilateral sólida y qué tan efectiva podría ser en la contención de las amenazas planteadas.
Otro aspecto crucial a considerar es el impacto que este conflicto arancelario podría tener en el tipo de cambio del peso mexicano. Históricamente, situaciones de tensión entre ambos países han provocado volatilidad en los mercados cambiarios. Por ejemplo, durante la crisis del TLCAN, el peso se devaluó significativamente, afectando la inflación y, por ende, el poder adquisitivo de los ciudadanos. Un aumento en los aranceles, junto con la consiguiente incertidumbre económica, podría debilitar aún más el peso, resultando en un ciclo de inflación que, a su vez, afectaría a los hogares mexicanos.
Desde nuevos estudios del Banco de México, se ha argumentado que una relación bilateral tensa podría afectar la confianza en la inversión extranjera. La inversión directa desde Estados Unidos contribuye significativamente al crecimiento económico en México, y tensiones en la relación podrían llevar a una reducción de la inversión, lo que a su vez limita el desarrollo de infraestructura y la generación de empleo.
Con los dedos cruzados, esperando que el espíritu fatalista, xenófobo, racista y anti mexicano de Trump no llegue a la Casablanca otra vez y que entonces sus amenazas se difuminen esperamos un resultado que puede llegar hoy por la noche o hasta en varias semanas. Ojalá la casablanca se mantenga azul.