El cariño que Jacobo Payán Latuff logró cosechar a lo largo de su vida fue evidente durante la misa de cuerpo presente celebrada en su honor la noche de este lunes, donde familiares, amigos y ciudadanos se reunieron para despedirlo. La ceremonia estuvo marcada por una profunda emotividad y un gran respeto hacia su figura, reflejando el aprecio de los potosinos.
A las 8:00 de la noche comenzó la misa en un recinto abarrotado, mientras que las calles aledañas, incluyendo la avenida Himno Nacional, se encontraban con tráfico lento debido a la gran cantidad de personas que se acercaron para rendir homenaje a Payán Latuff. Las filas de autos llenaban el estacionamiento y las aceras, evidenciando el afecto y respeto de la comunidad.
La ceremonia fue oficiada por el arzobispo de San Luis Potosí, Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien resaltó el papel de Payán como un ejemplo para su familia y la comunidad, y como un hombre entregado a su trabajo y a sus seres queridos. Durante su mensaje, el arzobispo expresó la importancia de recordar a quienes han dejado huella en la vida de las ciudades a través de sus acciones, como fue el caso de Don Jacobo en San Luis Potosí.
Asistieron a la misa su esposa Yolanda, sus seis hijos, veinte nietos y tres bisnietos, quienes se unieron a decenas de personas que llegaron para despedir al esposo, padre, abuelo y amigo que fue en vida. Al concluir la misa, a las nueve de la noche, los asistentes despidieron a Don Jacobo con un emotivo aplauso, marcando el fin de una ceremonia llena de aprecio y gratitud hacia su memoria.
La misa en honor a Payán Latuff reflejó el aprecio que él cosechó entre sus familiares, amigos y la sociedad potosina. Con su legado de generosidad y trabajo, Don Jacobo dejó una huella en la vida de San Luis Potosí que perdurará entre quienes lo conocieron.