4T GARANTIZA… LA OPACIDAD

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

El Radar
Por Jesús Aguilar
@jesusaguilarslp

La extinción de organismos autónomos como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) marca un punto de inflexión en la historia política de México.
Ayer la aplanadora cuatroteísta terminó con ellos con mayoría calificada, por la mañana desde su conferencia en Palacio Nacional, la propia Presidenta marcó la línea.
En un movimiento controversial, la Cámara de Diputados votó a favor de su desaparición, delegando sus funciones al gobierno federal encabezado por Claudia Sheinbaum, quien asumió la presidencia en un contexto de creciente polarización y cuestionamientos sobre el equilibrio de poder.
Pero no solo, la ciudadania se ha quedado sin un instrumento valiosísimo en una democracia moderna, sino que la acción ha dejado un vacío jurídico tremendo, que genera esencialmente la grandísima pregunta de: ¿Qué demonios pasará con la infraestructura o quién operará la Plataforma Nacional de Transparencia, con aproximadamente 15.000 millones de datos, unos 2.500 del Gobierno federal y unos 12.500 de los Estados.
Mucha aplanadora, nada de claridad, cero certeza y opacidad brutal.

¿Qué implican los organismos autónomos?
Los organismos autónomos, como el INAI y la COFECE, han sido pilares fundamentales para garantizar la rendición de cuentas y la competencia económica en México. Creado en 2002, el INAI ha permitido que ciudadanos, periodistas y organizaciones accedan a información pública para evidenciar actos de corrupción y mal manejo de recursos. Por su parte, la COFECE ha regulado mercados clave, buscando evitar prácticas monopólicas que afectan directamente a los consumidores.
En términos de logros, el INAI reportó más de 2 millones de solicitudes de información atendidas desde su creación, y su intervención fue clave en casos como la revelación de la “Estafa Maestra”. La COFECE, por otro lado, ha emitido sanciones por más de 15 mil millones de pesos en prácticas monopólicas, promoviendo mercados más justos.
Sin embargo, estos logros no fueron suficientes para evitar que la narrativa oficialista los colocara como obstáculos para el “progreso” y justificara su desaparición bajo el argumento de austeridad y eficiencia administrativa.
Las consecuencias inmediatas
La desaparición de estos organismos centraliza sus funciones en el Ejecutivo, eliminando los contrapesos que permitían garantizar la imparcialidad en la fiscalización y regulación. El INAI, por ejemplo, servía como un árbitro independiente, capaz de exigir transparencia incluso al gobierno en turno. Ahora, bajo un modelo donde “juez y parte” convergen, la confianza ciudadana en la rendición de cuentas queda profundamente comprometida.
Un ejemplo de lo que podría estar en juego es el manejo de los megaproyectos insignia del gobierno, como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la Refinería Dos Bocas. Actualmente, estos proyectos ya enfrentan cuestionamientos por falta de transparencia en licitaciones y presupuestos. Con la desaparición del INAI, los ciudadanos tendrán menos herramientas legales para exigir información crítica sobre el uso de recursos públicos.
La consigna de la 4T de ser la nueva era de un México sin corrupción hace implosión con la desaparición del INAI. Ahora se vendrán la desaparición de los organismos paralelos en los estados como la CEGAIP.
Si sabemos que la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública lleva años convertida en una oficina burocrática sin mayor trascendencia, seguro justificarán su desaparición también en el marco de un régimen estatal con amplia vocación por la opacidad, el tema sube aún más en la temperatura pro extinción cuando fueron señalados nuevamente abusos de su ex titular David Menchaca. ç https://www.astrolabio.com.mx/senalan-lujos-y-excesos-de-david-menchaca-como-presidente-de-la-cegaip/
La desaparición de los organismos autónomos podría repercutir negativamente en la percepción de México como un destino seguro para la inversión extranjera. La COFECE era vista como una entidad confiable para garantizar la competencia económica en sectores estratégicos como telecomunicaciones y energía. Según el reporte del World Economic Forum 2023, México cayó 11 lugares en el índice de competitividad global, en parte debido a la percepción de corrupción y falta de garantías regulatorias.
Además, la desaparición de estos organismos podría afectar los compromisos internacionales del país, como el cumplimiento del T-MEC, que establece estándares de transparencia y combate a la corrupción.
El panorama plantea desafíos para la sociedad civil, las empresas y la comunidad internacional. La centralización de funciones en el Ejecutivo abre la puerta a una opacidad sin precedentes, dificultando el monitoreo del manejo de recursos públicos y debilitando los mecanismos que permiten a los ciudadanos participar activamente en la vigilancia del poder.
Organizaciones como Artículo 19 y Transparencia Mexicana ya han advertido sobre el riesgo de que México retroceda en indicadores clave de democracia, como el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, donde actualmente ocupa el lugar 126 de 180 países.
La desaparición del INAI y la COFECE es un retroceso significativo para la democracia mexicana. Más allá de los argumentos de austeridad, la medida refleja una consolidación del poder en el Ejecutivo que pone en riesgo derechos fundamentales como el acceso a la información y la competencia económica justa. En un contexto donde la rendición de cuentas debería fortalecerse, México parece avanzar en dirección contraria, dejando a la sociedad con menos herramientas para exigir justicia y equidad.
La pregunta que queda es: ¿podrá la ciudadanía llenar el vacío que dejan estos organismos, o será este el inicio de una nueva era de opacidad? El tiempo y la resistencia social y el compromiso de medios libres como estos tendrán la última palabra.

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