El Radar por Jesús Aguilar.
A razón de la publicación de Astrolabio del destino que tendría un valioso terreno en las Lomas Cuarta Sección de la capital por parte de la U.A.S.L.P., un caso denominado Distrito Santa Fé, resurgió el nombre de un personaje que ha deambulado de lo público a lo privado con un expediente singular, Fabían Espinosa Díaz de León, ex diputado local y miembro remilgoso del grupo político, hoy en franca desaparición de los Macabeos.
En el documento contractual al que Astrolabio tuvo acceso y recientemente publicó se da cuenta formal que Fabían Espinosa luce como apoderado de la empresa beneficiada.
Al márgen de la información y el escándalo que pudo sorprender al propio Rector Alejandro Zermeño, el recien reelecto dirigente universitario se comprometió a analizar la rescisión de un contrato que solo beneficiaba por mucho a los arrendatarios.
La develación de los términos del contrato, la intención (buena) de la U.A.S.L.P. quien autorizó una cosa contra lo que después empezó a vender la empresa cuyo apoderado es Espinosa Díaz de León nos implica hacer una revisión de su historial particular, a manera de un modus operandi, al menos pretencioso de formas y engañosa en el fondo, en el que ya quiso como antecedente directo al tema, timar a la máxima casa de estudios en su propio proceso de titulación.
La historia es de chapuza larga, Fabían Espinosa no había logrado culminar sus estudios profesionales como ingeniero de la Autónoma y por su caminar político logró una diputación plurinominal a través de la triquiñuela que terminó por convertirse en el penoso episodio del “sobre lacrado” con el que en su momento, chantajeó al hoy extinto ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta por presumir contenía información harto explosiva sobre presuntos actos de corrupción.
Su cómplice inconsciente fue Eduardo Martínez Benavente que en su notaría vigiló el proceso que terminó por exhibir un apoyo de 7 mil pesos que habría pedido Francisco Salazár Sáenz, ex panista, secretario de estado, para fondear un viaje de juveniles blanquiazules a Puebla en autobuses de línea, además de contener otra “increíble” revelación en la que daba cuenta de otro apoyo de mil dólares entregados a Jorge Carrillo Calvillo, hijo del ex director de pensiones Odilón Carrillo cuñado de Doña Conchita Calvillo Alonso, su suegra, para que pudiese continuar con sus estudios en España.
Con el sobre lucró políticamente y consiguió la diputación que por la vía de mayoría no habría conseguido, aún con el apoyo de su entonces gran amigo Juan Ramiro Robledo con quien ha tenido sendos diferendos aún cuando pudo ser el candidato a Gobernador Priísta en el 97 y ahora con su papel dentro de la 4T y la reforma judicial.
Espinosa Díaz de León desde su curul producto del sobre “lucrado” y como integrante de la comisión del agua del legislativo local se fusiló, al puro estilo de la ministra Yasmín Esquivel un proyecto hídrico realizado por profesionales para poder cumplir con la entrega de su tésis, pero a pesar de la inconsciencia de los tiempos (mitades de los noventas), y sin acceso a la memoria digital actual, la columna La Cábala de Adriana Ochoa, (ahora publicándose cada domingo en Astrolabio) le encontró hilo al rabo y descobijó la cola que tenía el intríngulis del revoltoso y forzado diputado. La Uni regida por Valle Méndez lo descubrió tarde y a pesar de las pruebas no echó para atrás el título de ingeniero para el escamoso Fabían quien se defendió diciendo que solo tuvo “inspiración” en el proyecto pagado con el erario público cuando se puede constatar que hay párrafos copiados con puntos y comas.
También en su intrascendente expediente luce alguna intentonca (incluso con bien calibrado cabildeo) de su intención de “apoderarse” del interapas cuando buscaban director en tiempos de Toranzo, fracasó.
Otro momento “estelar” de sus intentos por manejar temas públicos sucedió cuando encabezaba la caballada para convencer al gobierno de “privatizar” el famoso y fallido Tangamanga Splash, una de las pocas “obras” que se recuerda del cuatrienio de su némesis Sánchez Unzueta. Por más que lo criticó finalmente asumimos vió en el balneario un filón interesante para lucrar.
Hace muchos años en alguno de mis noticieros radiofónicos, justo cuando estaba sucediendo este episodio solté sin mucho pensarlo que después de tanto ruido y tan pocas nueces, Espinosa Díaz de León era “puro pájaro nalgón*”. Mi exabrupto me costó un regaño jocoso de mis superiores editoriales entonces y el reclamo de varios de sus allegados y de él mismo. El tiempo y sus formas me dieron la razón, persistente sí es, sin ninguna duda, volvió a engañar ahora a sus representados y potenciales socios en hacer algo que no pudo cumplir… ¿hasta ahora?
*Expresión esencialmente del norte de México referente a alguien que no cumple lo que promete.