LA CONEXIÓN KIPPY

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El Radar

Por Jesús Aguilar

El contexto político de la región Huasteca en San Luis Potosí ha estado marcado por alianzas y rivalidades que involucran a diversos actores de los principales partidos políticos, como el PRI, MORENA y el PAN. 

Uno de los nombres que resalta en esta dinámica es el de Manuel “Kippy” Aguilar, un político que, a pesar de ser identificado como panista, ha generado interrogantes respecto a su influencia y vinculaciones con otros partidos y actores en la región.

Sus condiciones de liderazgo son manifiestas en temas positivos como negativos, fue artífice de alianzas políticas impensables y también de sospechosas y escandalosas condiciones como cuando fue varias veces “sorprendido” en posesión de armas largas, la última siendo parte del congreso local, fue sorprendido en Aquismón, lo detuvieron y con el escudo del fuero de entonces salió libre. Meses antes, en enero de 2015, las autoridades del entonces mando único descubrieron una bodega que almacenaba una gran cantidad de armas largas en el mismo lugar, su espacio natural, Tancanhuitz, de donde también fue alcalde y figura preponderante.

Después de la noticia de la ejecución de Jesús Eduardo Franco Lárraga, alcalde de 31 años de Tancanhuitz y 3 personas más la tarde del domingo 15 de diciembre en las proximidades a la comunidad de Palmira de donde era originario, entrada ya la madrugada del lunes 16 la Fiscalía estatal y la Secretaría de Seguridad Pública aseguraron al ahora identificado como Manuel “N”, el personaje antes referido como detenido por su presunta responsabilidad en el múltiple asesinato.

En este contexto, también surge la figura de un familiar cercano, específicamente el hijo de José Guadalupe Aguilar (“PepeLupe”), hermano de Manuel “Kippy” Aguilar. Alejandro Aguilar Martell, este joven, quien actualmente se desempeña como regidor, ha sido señalado por autoridades y medios locales en relación con esta condición que conmocionó al estado y a la región. Según algunas versiones, la fiscalía estatal estaría investigando su posible involucramiento en estos hechos, lo que agrava las dudas sobre la integridad y las redes de influencia política de la familia Aguilar en la Huasteca.

Sin embargo ayer por la noche a través de sus propias redes sociales, el Regidor mandó un mensaje con frases como estas: “Tristemente veo que, además de lo que hemos pasado, quieren dañar mi reputación. Soy hombre de bien e incapaz de lastimar a alguien, menos de dañar a mis amigos. Gente de Tancanhuitz, ustedes me han visto crecer y puedo decir que mi conciencia está tranquila, soy inocente de lo que se me acusa en medios amarillistas”.

Finalmente afirmó: “Quiero aclarar que no soy prófugo de la justicia, ya que en ningún momento me ha requerido ante las autoridades”

Previamente en su mensaje afirmó que el alcalde asesinado era su compañero y amigo y exigió el esclarecimiento del múltiple asesinato: “Todos estos sucesos han dejado lastimados y con mucho miedo a todos nosotros los tancanhuitenses. Pedimos justicia para Tancanhuitz, queremos seguridad y paz para nuestras familias, queremos que los responsables paguen.”

Esto plantea preguntas fundamentales sobre el alcance del poder de Manuel “Kippy” Aguilar y sus presuntos nexos con otros partidos. Si bien su afiliación al PAN es pública, algunos analistas políticos sugieren que su influencia podría ir más allá de las líneas partidistas tradicionales, lo que podría explicar su capacidad para mantenerse vigente en una región con cambios constantes en el panorama político.

¿Cuánto han influido y desde cuando los Aguilar en la región y cómo están sus vínculos con Morena, su cúpula local e inclusive con Gerardo Sánchez Zumaya?

¿Qué pudo haber pasado en la relación entre el asesinado y la familia Aguilar, sus hermanos y sobrinos?

¿Cuál es el mapa real del poder fáctico en esta zona de la huasteca que se convirtió en inusual bastión Morenista desde la última elección?

¿Qué tendrán que ver en el crimen los excesos registrados por muchos del jóven alcalde que poco tiempo antes vendía tacos con su mamá cerca de la zona de su asesinato?

¿Qué pudo haber pasado por las denuncias de fraude que enfrentó en el previo y cómo afectaron en su vida el dinero y el poder de su reciente puesto?

Sigue la terrible trama, tenebrosa y oscura.

El gobernador lanzó un lapidario, “fue un asesinato político, no del crimen organizado”.

El problema es cuando este caso huele a líneas rotas y ajustes de cuentas en medio de una vorágine política regional donde los colores partidistas ya son lo que menos importa.

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