LA NARCO POLÍTICA EN LLAMAS

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

El Radar

Por Jesús Aguilar

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La relación entre el crimen organizado y la política en México, conocida como “narcopolítica”, ha dejado una huella imborrable en la vida pública del país. En la última semana, dos eventos clave han subrayado la gravedad de este problema: las acusaciones contra Hernán Bermúdez, designado como responsable de la seguridad en Tabasco por Adán Augusto López, y las declaraciones de Marco Rubio en el Senado de los Estados Unidos, donde denunció el impacto de los cárteles en la política mexicana. Estos episodios, junto con el juicio en curso de Ismael “El Mayo” Zambada en Brooklyn, ilustran cómo el narcotráfico sigue siendo un actor dominante en la esfera política y social del país.

El caso Hernán Bermúdez: La complicidad institucional

La revelación de que Hernán Bermúdez, un hombre vinculado al crimen organizado, fue nombrado por Adán Augusto López como responsable de la seguridad en Tabasco, plantea serias preguntas sobre la falta de filtros y controles en las designaciones públicas. Más preocupante aún es que estas acusaciones también han sido respaldadas por el actual gobernador de Tabasco, Javier May, miembro del mismo partido, lo que indica una fractura interna en Morena y la persistencia de redes de poder contaminadas por intereses criminales.

“La penetración del crimen organizado en las estructuras gubernamentales no solo compromete la seguridad, sino también la confianza ciudadana en las instituciones democráticas,” explica el politólogo Guillermo Trejo, de la Universidad de Notre Dame. Esta situación no es un hecho aislado, sino un síntoma de cómo los cárteles han encontrado aliados dentro de la clase política para proteger sus operaciones y expandir su influencia.

El Mayo Zambada y las sombras de la narcopolítica

En el juicio de Ismael “El Mayo” Zambada en la Corte de Brooklyn, las negociaciones entre los fiscales y el líder del Cártel de Sinaloa para convertirlo en testigo cooperante han encendido alarmas. Zambada posee información clave sobre la corrupción política en México, incluyendo nombres y redes de funcionarios involucrados en el narcotráfico. Las declaraciones previas de su hijo, Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, confirmaron que los Zambada tenían a políticos en su nómina. Sin embargo, hasta ahora, los detalles específicos permanecen en la sombra.

“La posibilidad de que un capo como El Mayo coopere con la justicia estadounidense podría destapar un nuevo capítulo de escándalos políticos en México,” comenta el investigador Edgardo Buscaglia. Según el experto, esta colaboración podría tener repercusiones transexenales, afectando a figuras de gobiernos anteriores y actuales.

La narcopolítica como obstáculo en la relación bilateral

Desde el Senado estadounidense, Marco Rubio enfatizó que los cárteles representan no solo un problema para México, sino también una amenaza directa para Estados Unidos. Rubio destacó que los cárteles han asesinado, intimidado y presionado a políticos y candidatos, lo que refuerza la necesidad de una colaboración bilateral para combatir este fenómeno.

La crisis del fentanilo, una de las principales preocupaciones en la agenda binacional, ha puesto a Sinaloa y a otros estados como epicentros de una guerra que no distingue fronteras. “La cooperación entre ambos países debe ir más allá de los discursos y enfocarse en desmantelar las redes financieras y políticas que sostienen a los cárteles,” afirma Vanda Felbab-Brown, especialista en seguridad del Brookings Institution.

La violencia que no cesa

Mientras los Zambada y otros actores criminales continúan siendo protagonistas en los tribunales estadounidenses, en México, la violencia no disminuye. En estados como Sinaloa, las pugnas internas y externas entre cárteles siguen dejando un rastro de muerte y desolación. La seguridad, una de las principales promesas de los últimos gobiernos, permanece como un objetivo incumplido.

La narcopolítica, alimentada por la corrupción y la impunidad, se ha convertido en un cáncer que debilita al Estado mexicano. Resolver este problema requiere no solo voluntad política, sino también un esfuerzo conjunto con la sociedad civil, los académicos y los aliados internacionales. Como concluye el analista Alejandro Hope, “La lucha contra el narcotráfico no puede ganarse sin antes enfrentar la narcopolítica que lo sostiene.”

Es hora de que México deje de ser rehén de sus propios demonios y empiece a reconstruir las bases de un Estado verdaderamente de derecho.

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