El 2025 ha iniciado con una alarmante crisis de violencia de género en San Luis Potosí, con dos casos recientes que han generado indignación y temor en la sociedad potosina. La desaparición de Daniela Martell y el feminicidio de Anaiza, quien murió defendiendo a su hija, siguen sin resolverse, mientras la Fiscalía General del Estado enfrenta una creciente presión social para impartir justicia.
Daniela Martell, una pintora y conductora de Indriver, desapareció el 6 de enero tras acudir a una reunión familiar. Su familia denunció su ausencia dos días después, y el 8 de enero se activó su ficha de búsqueda. Desde entonces, su imagen ha circulado en redes sociales y ha sido el motivo de marchas y protestas exigiendo su aparición con vida.
El 15 de enero, la Fiscalía informó que el vehículo de Daniela fue hallado incinerado en un cateo donde también se aseguraron armas y otros automóviles. Días después, se encontraron restos humanos en un predio de Zaragoza, a 25 minutos de la capital potosina. A pesar de los avances en la investigación, las autoridades aún no han confirmado si los restos corresponden a Daniela, dejando a su familia en incertidumbre.
Por otro lado, el feminicidio de Anaiza y el intento de asesinato de su hija Regina han estremecido a la comunidad. La noche del 19 de enero, Anaiza fue atacada con más de 20 puñaladas mientras intentaba proteger a su hija del exnovio de esta, Esteban “N”. Regina, de 19 años, fingió estar inconsciente para sobrevivir, pero sufrió múltiples heridas graves que la han llevado a someterse a al menos tres cirugías.
A pesar de la presión social y la viralización del caso en redes, el agresor sigue prófugo y la Fiscalía ha dado pocos detalles sobre su búsqueda.
Ambos casos han generado una ola de indignación y protestas en San Luis Potosí, donde colectivos feministas y la sociedad civil exigen justicia. Mientras tanto, las familias de Daniela y Anaiza continúan en la lucha, enfrentando la impunidad y la indiferencia de las autoridades.