El robo de combustible ha generado un aumento considerable en los costos de operación del sector transportista, ya que no solo incrementa los gastos en diésel, sino que también provoca problemas mecánicos a largo plazo en los motores de las unidades, señaló Norberto Cueto, subdelegado de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) en San Luis Potosí.
Además del impacto económico, la delincuencia organizada ha sofisticado sus métodos. Cueto explicó que los criminales ya cuentan con sus propios tráileres para trasladar la mercancía robada. Estos vehículos, identificados por la Guardia Nacional, operan sin rótulos, placas ni luces, lo que facilita sus actividades ilícitas.
Las autoridades federales han intensificado la vigilancia en carreteras y han detectado unidades que transportan combustible de origen ilícito. Según el subdelegado de Canacar, algunos tramos carreteros han sido identificados como puntos clave donde se realiza la sustracción ilegal de combustible, conocida como “huachicoleo”.
Esta práctica no solo representa una amenaza para la seguridad, sino que también tiene un impacto directo en las empresas de transporte. El uso de combustible contaminado afecta el rendimiento de los motores, lo que genera gastos adicionales en mantenimiento y reparación de las unidades.
Ante esta situación, las autoridades han comenzado a tomar medidas para frenar esta problemática, aunque el robo de combustible sigue siendo un desafío constante para el sector transportista.
