La falta de órganos auditores independientes ha permitido que organismos públicos se evalúen a sí mismos, lo que genera informes favorables sobre su propio desempeño. Esta situación ha llevado a que las instituciones encargadas de la fiscalización sean vistas como un simple adorno, sin un impacto real en la rendición de cuentas, advirtió José Guadalupe González Covarrubias, vocero de la organización civil Ciudadanos Observando.
Según Covarrubias, esta falta de supervisión efectiva ha facilitado el desvío de recursos públicos, como lo han evidenciado las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación a diversas alcaldías y al Gobierno del Estado. Además, los informes de auditoría acumulan observaciones año con año sin que haya sanciones reales para los responsables de irregularidades en el manejo del dinero público.
Cuando se presentan irregularidades en las auditorías, las contralorías son las responsables de tomar acciones y aplicar sanciones. Sin embargo, según el vocero de Ciudadanos Observando, estas entidades no cumplen con su función de vigilancia, pues terminan actuando como juez y parte.
El problema se agrava con cada cambio de administración, ya sea a nivel federal, estatal o municipal, ya que los funcionarios entrantes observan la impunidad con la que operaron sus predecesores y se sienten en libertad de seguir con las mismas prácticas. La falta de sanciones por parte de las autoridades de fiscalización fomenta un círculo vicioso de corrupción y opacidad.
Covarrubias subrayó que en las auditorías recientes se han detectado hechos graves, pero la inacción de las contralorías demuestra su falta de utilidad en el combate a la corrupción. Según su opinión, la única forma de romper este patrón es con la creación de organismos auditores verdaderamente autónomos e independientes, que puedan garantizar un proceso de fiscalización imparcial y con consecuencias reales.