POLÍTICA CONTRA RELOJ

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

El Radar

Por Jesús Aguilar

X @jesusaguilarslp

El escenario político en San Luis Potosí se encuentra en una efervescencia inusual para tratarse de un proceso electoral que aún está a más de dos años de distancia. 

En la disputa por el poder, el oficialismo encabezado por el Partido Verde de Ricardo Gallardo busca consolidar su hegemonía, la oposición enfrenta un laberinto de inconsistencias incluyendo la nueva afrenta al proceso interno del PAN, la orden del tribunal electoral de reponer el proceso en el que la Senadora Verónica Rodríguez resultó reelecta como dirigente estatal y el desgaste forzado al actual alcalde capitalino reelecto, Enrique Galindo y la aún omisión ominosa de MORENA.

Sin embargo, la premura con la que se están moviendo las fichas genera incertidumbre y plantea serios riesgos sobre la estabilidad política en el estado.

Para el politólogo José Luis Martínez, catedrático de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, este adelantamiento de los tiempos políticos no es gratuito: “El régimen verde está en una fase de consolidación y expansión. Necesita asegurar no solo la gubernatura en 2027, sino también los espacios locales clave. Este tipo de maniobras buscan debilitar a la oposición antes de que logre estructurarse”.

Y es que la oposición, compuesta por un mosaico de partidos desarticulados, parece caminar sin rumbo definido. 

Mientras el PAN y el PRI lidian con crisis internas y liderazgos cuestionables, Morena sigue sin establecer una figura fuerte capaz de aglutinar su base en el estado. 

Sobre esto, la analista política Sofía Ramírez opina: “La oposición en San Luis Potosí no ha entendido que no basta con criticar al gobierno en turno. Si no logran construir un proyecto viable y unitario, el oficialismo no solo los vencerá, sino que los anulará políticamente”.

En este contexto, el factor Enrique Galindo aparece como el actor disruptivo. Galindo ha sabido equilibrarse entre su falta de partido (fue expulsado arbitrariamente por el PRI de Alito Moreno y Sara Rocha) y una relación pragmática y muy espinosa con el gobierno estatal, pero su permanencia en el escenario altera la balanza. “Es una figura incómoda para el oficialismo porque tiene buena aceptación en sectores clave de la ciudadanía, pero también para la oposición, que no termina de asumirlo como propio”, explica el académico Rodrigo Herrera, especialista en elecciones y gobernabilidad.

Finalmente el choque de trenes va más allá de los partidos, el Gallardismo contra el naciente Galindismo es quien define los colores de cada esquina de un ring tan violento como prematuro.

El riesgo de adelantar tanto la carrera política es evidente: el desgaste prematuro de figuras clave, la desmovilización ciudadana y un ambiente de polarización innecesaria. “Lo que estamos viendo es una elección que se está construyendo desde la ansiedad del poder y no desde la maduración de proyectos políticos”, concluye Martínez.

Mientras el 2027 aún parece lejano, San Luis Potosí ya se encuentra atrapado en una caprichosa maquinaria electoral. La pregunta es si este adelanto estratégico beneficiará a quienes lo impulsan o si, por el contrario, abrirá grietas que podrían alterar el tablero político de manera imprevisible.

El fantasma de los imprevisibles corre silencioso en los corrillos políticos, que no les quede duda…

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