Durante el mes de marzo de 2024, el estado de San Luis Potosí experimentó un avance en las condiciones de sequía, alcanzando un total de 31 municipios con nivel D0, según datos del Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) actualizados al 31 de marzo. Este nivel, aunque es el más bajo en la escala, indica el inicio o el final de un periodo de sequía, con efectos como retraso en las siembras, menor crecimiento de cultivos y mayor riesgo de incendios.
La situación se agravó en comparación con el reporte de Conagua emitido el 15 de marzo, donde solo se registraban 11 municipios en sequía D0. Es decir, en solo dos semanas, se añadieron 20 municipios más a esta categoría, representando un crecimiento importante en el problema. En total, el 21.4% del territorio potosino ya está en condiciones de sequía, con presencia en las cuatro regiones del estado.
Los municipios afectados incluyen: Ahualulco, Armadillo de los Infante, Cerritos, Cerro de San Pedro, Ciudad Fernández, Coxcatlán, Guadalcázar, Mexquitic de Carmona, Moctezuma, Rioverde, San Antonio, San Luis Potosí, San Martín Chalchicuautla, San Nicolás Tolentino, Santa María del Río, San Vicente Tancuayalab, Soledad de Graciano Sánchez, Tamazunchale, Tampacán, Tampamolón Corona, Tamuín, Tanlajás, Tanquián de Escobedo, Tierra Nueva, Villa de Arriaga, Villa de Reyes, Villa Hidalgo, Axtla de Terrazas, Zaragoza, Villa de Arista y Matlapa.
Cabe destacar que el año pasado la situación era distinta. El 31 de marzo de 2023, solo cuatro municipios del estado estaban libres de cualquier grado de sequía: Catorce, Cedral, Vanegas y Villa de la Paz. En contraste, ese mismo día se reportaba que 33 municipios ya sufrían una sequía excepcional clasificada como D4, el nivel más severo de la escala de Conagua, afectando al 79.7% del territorio estatal.
Aunque el nivel D0 no representa una crisis inmediata, sí es una señal de advertencia, pues si se mantienen las condiciones actuales, podría evolucionar a niveles más altos. Además, si este grado de sequía marca el final de una etapa más grave, los efectos del déficit hídrico persisten y el terreno no logra recuperarse completamente, afectando también los cultivos y pastos.