Un hecho espeluznante ha estremecido a Francia y al mundo. Philippe Schneider, un pizzero de 69 años, confesó haber asesinado y cocinado a su vecino, asegurando que actuó siguiendo una creencia espiritual conocida como la “transmigración del alma”.
El crimen ocurrió en febrero de 2023 en Brasc, un pequeño pueblo en el sur de Francia. Schneider, quien también había sido carnicero, entró junto con un sepulturero llamado Loup Benrakia a la casa de su vecino Georges Meichler, de 60 años, con la intención de robarle unas plantas de marihuana. Durante el robo, ataron y amordazaron a Meichler, provocándole la muerte por asfixia.
Después del crimen, Schneider llevó el cuerpo a su casa y lo dejó ahí durante tres días. Según declaró, esperó ese tiempo para “respetar el proceso del alma para dejar el cuerpo”. Luego, desmembró el cadáver, cocinó partes del cuerpo con verduras para ocultar el olor, y quemó otras partes en su propiedad. También esparció cenizas mientras rezaba por el alma del fallecido.
Durante el juicio que se realiza en la Corte de lo Penal de Rodez, Schneider pidió perdón a la familia de la víctima:
“Este es un acto de locura que nunca debió haber ocurrido. Me declaro culpable de todos los cargos”, dijo.
Su abogado explicó que su cliente vivía entre el alcohol y las drogas, lo que lo llevó a tomar decisiones completamente fuera de la razón.
Además de Schneider, hay dos personas más acusadas: su pareja, Nathalie Caboubassy, de 45 años, señalada como cómplice; y Loup Benrakia, el sepulturero que lo acompañó al robo. Ambos niegan haber participado en el asesinato.
El caso ha generado un intenso debate en Francia sobre los límites de las creencias personales cuando se trata de crímenes violentos, así como sobre la salud mental del acusado. El veredicto se espera el próximo 22 de mayo.