POPOL VUH 134

DESTACADOS, OPINIÓN, POPOL VUH

Por Mario Candia
21/05/2025

EJECUCIÓN A plena luz de la mañana, en una de las avenidas más transitadas de la capital del país, el crimen organizado —o algo peor— volvió a dejar su firma con sangre. Dos funcionarios cercanos a la jefa de Gobierno, Clara Brugada, fueron ejecutados con precisión quirúrgica. Ximena Guzmán Cuevas y José Muñoz Vega, secretaria particular y asesor político respectivamente, cayeron abatidos por las balas de un sicario que conocía sus rutinas, sus trayectos, sus horarios. No fue un robo, no fue un accidente. Fue una ejecución. Y en política, cuando algo parece tan cuidadosamente planeado, lo más probable es que lo sea. ¿Qué mensaje se quiso enviar? ¿A quién estaba dirigido realmente el plomo? ¿A los muertos o a los vivos?

CRONOLOGÍA La Fiscalía dice que ya tiene identificados a cuatro presuntos implicados. Que huyeron al Estado de México. Que usaron motocicletas, cambiaron de vehículos, trazaron una ruta de escape. Como en tantas otras tragedias mexicanas, la narrativa forense avanza rápido… pero la política se estanca. Clara Brugada ha guardado una compostura forzada, casi robótica. Silencio institucional, palabras medidas. ¿Pero cómo no temblar ante la posibilidad de que esto no sea un hecho aislado sino el comienzo de una ofensiva?

Porque esto no fue un crimen común. Fue una operación: seguimiento previo, ataque frontal, ejecución limpia, escape estratégico. Como si se tratara de una limpieza interna. Como si alguien necesitara borrar datos, desactivar piezas, marcar territorio o advertir a la nueva inquilina del antiguo Palacio que no todo lo que brilla es poder.

El asesinato de Guzmán y Muñoz es, también, una radiografía del estado profundo que desangra a este país. La Ciudad de México ya no es el refugio que alguna vez presumió ser. La frontera entre la política y el narco, entre el gobierno y la amenaza, se ha vuelto tan delgada que a veces sólo la define el calibre de la bala.

DUDAS INQUIETANTES  ¿Y si no fue el narco? ¿Y si el enemigo es otro, más cercano, más político, más ambicioso?

Es inevitable preguntarse: ¿qué sabían esas dos personas? ¿Qué funciones cumplían más allá del organigrama oficial? ¿A qué intereses incomodaban? ¿Cuántos más están en la lista? Porque si alguien pudo matar a dos operadores políticos de alto nivel, sin temor, con impunidad, ¿qué les espera a los ciudadanos de a pie?

EL UMBRAL México está cruzando un umbral silencioso, pero definitivo. Ya no se asesina sólo para obtener poder. Se asesina dentro del poder, para reorganizarlo, para limpiarlo, para enviar advertencias. No hay pacto de no agresión que valga, no hay fuero, ni cargo, ni escudo suficiente.

IL MOSTRO ¿Y los partidos? ¿Y el gobierno federal? ¿Y la presidenta electa? ¿Cuándo van a entender que el monstruo ya no está allá afuera, sino que hace tiempo encontró la puerta abierta? En el funeral de estos funcionarios deberían llorar todos: los que los conocieron, los que los ignoraron y los que, por omisión, siguen dejando crecer el silencio de los ejecutados. ¿A quién hay que obedecer ahora para seguir vivo en la política mexicana?

Hasta mañana.

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