Japón ejecutó este jueves 26 de junio a Takahiro Shiraishi, conocido mediáticamente como el “asesino de Twitter”, luego de haber sido condenado a muerte por asesinar y descuartizar a nueve personas en 2017. Esta ejecución representa la primera pena capital que se lleva a cabo en el país desde el año 2022.
Shiraishi, de 34 años, fue arrestado tras una denuncia realizada por los familiares de una de sus víctimas, y confesó haber utilizado la red social X (anteriormente Twitter) para contactar a personas con tendencias suicidas. Bajo el pretexto de ofrecer ayuda o compañía para morir, atraía a sus víctimas a su departamento en la ciudad de Zama, prefectura de Kanagawa, al sur de Tokio.
Durante su juicio, Shiraishi reconoció haber asesinado a nueve personas —la mayoría mujeres— con edades entre los 15 y 29 años. Posteriormente, descuartizaba los cuerpos y ocultaba los restos en neveras dentro de su hogar para evitar ser descubierto.
Según la emisora nacional NHK, las autoridades japonesas confirmaron la ejecución este jueves por la mañana. La pena capital fue dictada en 2020 y se aplicó tras el proceso correspondiente, sin previo aviso al condenado, como es costumbre en el sistema penitenciario japonés.
Controversia por la pena de muerte en Japón
La ejecución de Shiraishi reavivó el debate sobre la pena de muerte en Japón, una práctica que aún es respaldada por la mayoría de la población, pero también criticada por organizaciones de derechos humanos. En 2024, una encuesta oficial reveló que gran parte de los ciudadanos la consideran “inevitable” como castigo para crímenes atroces.
Japón y Estados Unidos son los únicos países del G7 que aún mantienen activa la pena capital. En Japón, la ley establece que la ejecución debe realizarse en un plazo de seis meses tras la sentencia definitiva, aunque en la práctica muchos condenados permanecen años o incluso décadas en espera.
Hasta diciembre de 2023, al menos 107 personas permanecían en el corredor de la muerte en Japón, sin que sus procesos judiciales hayan llegado a una resolución final.