El expresidente Donald Trump decidió aplicar un fuerte castigo económico a Brasil al imponer un arancel del 50% a varios de sus productos, lo que representa una de las tarifas más altas a nivel mundial. Esta medida deja sin efecto las negociaciones que el gobierno brasileño, encabezado por Luiz Inácio Lula da Silva, intentó sostener antes del 1 de agosto.
Aunque la sanción afecta seriamente el comercio entre ambos países, algunos productos quedaron fuera del arancel, como los aviones civiles de la empresa Embraer —emblemática de Brasil—, así como el silicio, el estaño, la pulpa de madera, los metales preciosos y los fertilizantes.
Más allá de lo económico, el motivo principal de esta medida tiene un tinte político. La Casa Blanca señaló que la razón del castigo es la “amenaza inusual y extraordinaria” que representan algunas decisiones del gobierno brasileño, particularmente el proceso judicial contra el expresidente Jair Bolsonaro, acusado de intentar un golpe de Estado tras las elecciones de 2022.
Uno de los principales blancos de estas sanciones es el juez Alexandre de Moraes, quien encabeza el juicio contra Bolsonaro. El Gobierno de Trump lo acusa de abuso de poder, censura e intimidación a los simpatizantes del exmandatario, y por ello fue sancionado con la Ley Magnitsky, una norma que castiga violaciones graves a los derechos humanos. Ahora, Moraes no podrá hacer negocios en Estados Unidos, sus cuentas podrían ser bloqueadas y tampoco podrá usar tarjetas de crédito de bancos estadounidenses.
Estas sanciones también responden al conflicto entre el juez y las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos, como X (antes Twitter), con las que tuvo enfrentamientos por no cumplir órdenes judiciales en Brasil. Las medidas de regulación de redes sociales y el intento del gobierno brasileño por responsabilizar a estas plataformas del contenido que se publica han sido mal recibidas por Washington.
El hijo de Bolsonaro, Eduardo, quien reside en Washington, celebró las sanciones como un “hito histórico” y pidió al Congreso brasileño que apruebe una amnistía para su padre y otros implicados en el intento de golpe, con el argumento de “restaurar la paz”.
La decisión de Trump marca una nueva etapa de tensión con Brasil y deja ver cómo las relaciones internacionales pueden verse afectadas por los conflictos internos de cada país.