Sierra de San Miguelito: promesa y congruencia contra reloj

El Radar

Por Jesús Aguilar

X @jesusaguilarslp

La Sierra de San Miguelito es un Área Natural Protegida (ANP) decretada en 2021, con zonas núcleo y de amortiguamiento y reglas estrictas para cualquier intervención, incluso si la intención es “reforestar” con fines de conservación. Es decir: aquí nada se hace de buena voluntad o por anuncio; se hace con programa de manejo, permisos y coordinación con la autoridad federal (CONANP/SEMARNAT.

En este marco, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona afirmó que la reforestación masiva en la sierra “está a días” de arrancar y que solo falta recibir los árboles comprados a SEDENA. Esa declaración es, por sí misma, un compromiso público relevante: pone el tema ambiental en la primera línea de la agenda y crea una expectativa legítima en la ciudadanía. Pero también abre una exigencia: aterrizar ya el plan con documentos, permisos y cronograma verificables, porque la propia normatividad de las ANP exige trámites específicos y coordinación institucional previa. 

El reto de congruencia del PVEM

Para el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) —socio político clave en San Luis Potosí— este caso es una prueba de coherencia. Si el Verde quiere sostener su narrativa ambientalista, debe demostrar que promueve reforestación con ciencia, legalidad y seguimiento, no solo siembra simbólica. Eso pasa por:

• Alinear el anuncio con el Programa de Manejo del ANP (qué zonas son intervenibles, con qué técnicas y en qué épocas). Es el “rector” que manda en áreas protegidas. 

• Garantizar especies nativas y trazabilidad del material (proveniencia, calidad del germoplasma y supervivencia esperada) conforme a manuales técnicos de CONAFOR. 

• Presupuestar el “después de plantar”: riego de establecimiento, control de malezas, protección contra plagas/incendios y reposición. Sin mantenimiento trianual, las tasas de mortalidad arruinan cualquier meta. 

Si el gobierno estatal y el PVEM encabezan una reforestación que cumpla técnica y legalmente, habrán dado un golpe de autoridad ambiental. Si no, el costo reputacional será doble: por incumplir la ley del ANP y por devaluar el discurso verde.

¿Qué dicen los expertos?

En México y el mundo, la discusión ya no es “plantar por plantar”. Académicos y técnicosinsisten en tres claves:

1. Planear con base ecológica. La UNAM subraya que las reforestaciones deben ser estratégicas y con especies nativas, adaptadas a suelo y clima; no hacerlo reduce la supervivencia y puede dañar la biodiversidad local. 

2. Priorizar regeneración natural donde sea viable. Estudios recientes enfatizan que, en muchos paisajes, la regeneración natural es más eficaz y resiliente que plantaciones masivas, y debe combinarse con restauración activa donde haga falta. 

3. Cumplir estándares técnicos. Manuales de CONAFOR y CONABIO indican que el éxito depende de selección de sitio/especie, calidad del vivero, época de plantación y mantenimiento; sin esos mínimos, los proyectos “masivos” se vuelven foto y mortandad. 

Además, la propia regulación federal establece que toda actividad dentro de un ANP debe tramitarse ante CONANP, con evaluaciones de impacto y compatibilidad con el Programa de Manejo. Es el candado que asegura que una buena intención no termine en daño. 

¿Qué tendría que anunciar el gobierno verde ya?

Para que la promesa se convierta en caso ejemplar y no en polémica, bastan cinco definiciones públicas:

1. Permisos y oficios: número de trámite ante CONANP/SEMARNAT y vínculo explícito con el Programa de Manejo del ANP. Ficha técnica: polígonos, metas por microcuenca, especies nativas a utilizar y criterios de selección. 

2. Protocolo de mantenimiento: riego, protección, reposición y metas de supervivencia al año 1 y año 3 (no solo “plantas en suelo”). 

3. Monitoreo ciudadano y académico: convenios con universidades/centros locales para auditoría ecológica independiente. (Buenas prácticas en ANP).

4. Transparencia del material vegetal: viveros de procedencia (incluida SEDENA), certificados de calidad y logística de entrega. 

La oportunidad.

Hay que decirlo con claridad: el anuncio del gobernador es una buena noticia si se ejecuta conforme a la ciencia, la normatividad y la ley. La Sierra de San Miguelito necesita restauración donde haya degradación y manejo activo donde la regeneración natural baste. 

El reloj corre y la ciudadanía espera resultados medibles y verificables.

Además para el PVEM, esta es la prueba definitiva: ¿retórica o congruencia? 

Si el partido consigue que el operativo cumpla Programa de Manejo, permisos, técnica y seguimiento, habrá honrado su nombre y aportado a un legado tangible para San Luis Potosí. Si se queda en anuncio, habrá perdido una oportunidad histórica en la ANP más simbólica del estado.

La sierra no necesita discursos: necesita árboles nativos vivos, zonas bien delimitadas, agua en tiempo crítico y ciencia detrás de cada hoyo. Y eso, a diferencia de los anuncios, sí se puede comprobar.

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