POPOL VUH 201

Por Mario Candia

25/08/25

CRIMEN ORGANIZADO Hay quienes todavía creen que el crimen organizado huele a pólvora, gasolina y tierra mojada. Pobres ingenuos: en 2025 el negocio ya no se lava en sótanos oscuros ni en maletas con billetes verdes. Hoy se pule en la brillante superficie de un blockchain imposible de rastrear, entre los acordes de un concierto de música regional y en la promesa vacacional de un tiempo compartido frente al mar. El reportaje de El País exhibe la evolución darwiniana del lavado de dinero en México: si la autoridad inventa un candado, los cárteles crean la ganzúa.

BLOCKCHAIN La criptomoneda es la nueva virgen de Guadalupe del narcotráfico: todopoderosa, inmaculada, capaz de convertir millones de dólares en cifras digitales que cruzan fronteras a la velocidad de la luz. El caso del abogado mexicano que lavó 52 millones en Estados Unidos o los 10 millones en criptoactivos del Cártel de Sinaloa decomisados en junio, según la DEA, revelan una realidad incómoda: la tecnología sirve tanto para salvar al mundo como para financiar su destrucción.

PALENQUE Pero no se engañe el lector: la imaginación criminal no termina en la pantalla. La música también es una lavandería de ritmos pegajosos. Promotores como DEL Entertainment, condenados por mezclar dinero sucio con taquillas de conciertos, o el congelamiento de cuentas del “narco-rapero” El Makabelico, son la prueba de que la cultura puede ser tan rentable para el crimen como el trasiego de drogas. El aplauso del público en un palenque puede sonar igual que el de una caja registradora lavando efectivo.

PARAJES Y si de creatividad hablamos, el fraude con tiempos compartidos merece un premio a la estafa más tropicalizada del continente. Desde 2019, más de 6,000 jubilados estadounidenses han sido despojados de 300 millones de dólares con promesas de vacaciones en Puerto Vallarta. Un paraíso que, según el Departamento del Tesoro, ya no es paraíso sino lavandería del CJNG.

METAMORFOSIS Lo fascinante —y perturbador— es la metamorfosis del crimen organizado en un actor económico sofisticado, globalizado y digital. La autoridad siempre corre detrás: primero fue la guerra contra el narco, luego la inteligencia financiera, ahora serán los algoritmos. Y mientras tanto, el dinero fluye con la naturalidad del agua, del fentanilo, del bitcoin. La pregunta es inevitable: ¿cuántos paraísos fiscales, escenarios musicales y plataformas digitales más habrá que perder antes de entender que la modernidad también tiene su lado criminal?

Hasta mañana.

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