Por Mario Candia
4/09/25
GEOPOLÍTICA Ahí están, congelados en la imagen: Xi Jinping en el centro, con el gesto sereno de quien cree tener al mundo entre algoritmos y gasoductos; a su derecha, Vladimir Putin, sonrisa seca, como quien sabe que ya no conquista con tanques sino con contratos energéticos; y del otro lado, Kim Jong-un, el tercero en discordia, con su peinado nuclear y esa mirada que oscila entre el hermetismo y la megalomanía. Es la foto perfecta: el bloque del “nuevo orden” posando en Pekín mientras desfilan drones hipersónicos, misiles con nombres poéticos y soldados que marchan como si hubieran sido coreografiados por TikTok.
NARRATIVA La escena no podría llegar en mejor momento: mientras en el mundo crece un resentimiento acumulado hacia Estados Unidos —alimentado por los abusivos aranceles trumpistas y el recuerdo fresco de las veces que Washington reventó gobiernos de izquierda bajo la etiqueta de “defender la democracia”—, Xi, Putin y Kim venden otra narrativa. Hablan de paz con la misma frialdad con la que firman tratados militares, y posan como salvadores de un orden alternativo, multipolar, donde la Casa Blanca ya no reparte invitaciones ni dicta sentencias.
CHINA El mensaje es claro y no requiere subtítulos: Occidente ya no dicta las reglas del juego, ahora lo hace esta tríada de líderes que hablan de paz con el mismo tono con que aprietan gatillos. Xi, anfitrión del espectáculo, proclama un futuro “multipolar” mientras firma veinte acuerdos con Putin: gasoductos, inteligencia artificial, cooperación espacial… un menú completo para quien quiera entender que este bloque no es ideología, es logística pura, poder duro en estado líquido… como el gas que fluirá del “Power of Siberia-2”.
COREA Y ahí está Kim, invitado de honor, como si Corea del Norte fuera la cereza radiactiva de un pastel geopolítico que se sirve frío. Hace un año firmó un tratado de defensa mutua con Rusia y hoy sonríe bajo los fuegos artificiales, porque sabe que su sola presencia irrita a Washington más que todos sus misiles juntos.
RUSIA ¿Y la foto? Es propaganda, claro, pero también es amenaza. Una imagen pensada para los noticieros globales, para los algoritmos de Twitter y para las cancillerías que todavía hablan de democracia liberal como quien susurra un conjuro en ruinas. Xi y Putin no solo venden gas y armas; venden la narrativa de un mundo sin tutelas occidentales, con nuevas instituciones, nuevas rutas de comercio, nuevos “valores” made in Beijing.
ESTÉTICA El problema no es que quieran redibujar el mapa del poder; el problema es la estética con que lo hacen: desfiles militares, discursos huecos sobre paz, líderes que gobiernan como emperadores del siglo XXI mientras sus opositores desaparecen del mapa… literal o metafóricamente.
JINETES Así posan, pues, los tres jinetes del nuevo orden: uno con petróleo, otro con microchips y el tercero con ojivas nucleares. Dicen venir a salvarnos del imperialismo occidental. Pero, visto el retrato, uno no sabe si están inaugurando el futuro… o el apocalipsis.
Hasta mañana.