Por Mario Candia
8/09/25
FILOSOFÍA Leí en el diario El País una nota titulada “Filonimal, la colección que acerca a los niños a las grandes preguntas de la filosofía”, allí se cuenta cómo la escritora francesa Alice Brière-Haquet ha creado una serie de libros que presentan a Kant, Hobbes o Heidegger a través de fábulas musicales pensadas para niños. La idea es sencilla y a la vez revolucionaria: que la infancia aprenda a preguntar “¿por qué?”. Mientras en Francia se fomenta la duda; en México, en cambio, la duda sigue siendo una amenaza.
REVOLTOSOS No es exageración. En San Luis Potosí, la carrera de Filosofía de la UASLP se inauguró en 1955 y fue cerrada en 1962. La decisión, nunca reconocida de manera oficial, se justificaba con un murmullo que recorría los pasillos: esa facultad era “semillero de revoltosos”. Formar críticos resultaba demasiado arriesgado para el clima político de la época. Así pasaron más de cinco décadas sin que la universidad potosina ofreciera la carrera, hasta que en el ciclo 2015–2016 volvió tímidamente a la oferta académica. Medio siglo de ausencia no por falta de pensadores, sino por exceso de miedo.
OBEDIENCIA La ironía es que hoy los gobiernos se llenan la boca hablando de “educación para la innovación”, “talento del futuro” y “ciudadanía global”. Palabras huecas si al mismo tiempo se relega la filosofía a una esquina oscura, como si fuera un lujo inútil o una amenaza velada. Porque la filosofía es precisamente eso que incomoda: la pregunta que desarma al poderoso, la duda que fractura la obediencia ciega, la comparación que exhibe las incoherencias. No hay democracia posible sin pensamiento crítico, pero en México la democracia se gestiona como si fuera un trámite burocrático: con ciudadanos obedientes, no con ciudadanos pensantes.
PELIGROSO El ejemplo potosino es apenas una pieza del rompecabezas. En buena parte del país, la filosofía se redujo a optativa en la educación media superior, disfrazando de “modernización” lo que en realidad es miedo a que los jóvenes aprendan a cuestionar. Mientras tanto, en Francia se edita Filonimal para que los niños se diviertan preguntando. Aquí seguimos convencidos de que preguntar demasiado es peligroso.
HERRAMIENTA ¿Por qué la filosofía se celebra en otros países como herramienta educativa y aquí se persigue como sospecha? Tal vez porque allá entienden que pensar es crecer, y aquí preferimos que el ciudadano no incomode. Lo trágico es que la historia se repite: desde 1962 sabemos que a los gobiernos mexicanos les asustan más las preguntas que las respuestas. Y la pregunta de fondo sigue ahí, intacta y temible: ¿qué miedo le tienen a las preguntas?
Hasta mañana.