Por Mario Candia
11/09/25
11 S En un día como hoy, hace veinticuatro años, el mundo veía en vivo la caída de las Torres Gemelas. Aquella escena, repetida hasta el cansancio, fue bautizada como el inicio del siglo XXI, la entrada brutal a una era marcada por el terror, la guerra preventiva y la vigilancia global. Dos décadas después, el planeta sigue siendo rehén del miedo, solo que ahora la incertidumbre no proviene de un solo atentado, sino de un cúmulo de crisis que se encienden al mismo tiempo en distintos puntos del mapa. El mundo parece una caldera a punto de estallar, un mosaico de tensiones donde cada región aporta su dosis de desastre.
NEPAL Nepal, que solía aparecer en los folletos turísticos como tierra de templos y montañas sagradas, se convirtió de pronto en ejemplo de lo que sucede cuando el poder se cree dueño del silencio. El primer ministro Oli, acorralado por la indignación popular tras prohibir las redes sociales, terminó renunciando mientras el saldo de la represión sumaba cadáveres. Lo que en su arrogancia imaginó como un simple apagón digital se transformó en un incendio social. Y ahí está la lección: en la era de la hiperconexión, intentar callar al ciudadano apagando su pantalla equivale a dinamitar la presa que contiene el río.
PALESTINA Más lejos, en Palestina, la tragedia se escribe con cifras obscenas: decenas de miles de muertos, barrios arrasados, niños enterrados bajo ruinas. Israel avanza en su ofensiva, con el respaldo cómplice de Estados Unidos, mientras Europa apenas se atreve a insinuar sanciones. Gaza es el epitafio del derecho internacional, la tumba de una comunidad internacional que finge indignación pero sigue haciendo negocios con quienes bombardean escuelas y hospitales.
FRANCIA En Francia, el nuevo primer ministro debutó con bloqueos de aeropuertos, autopistas y hospitales. La consigna, “bloquemos todo”, se volvió literal: cientos de detenidos, miles en las calles, un país recordando su vieja tradición de incendiar plazas cuando los palacios se quedan sordos. Y aunque el gobierno desplegó decenas de miles de policías, el descontento promete regresar más fuerte la próxima semana.
RUSIA VS. UCRANIA Mientras tanto, Rusia ensancha su ofensiva en Ucrania y ya no se conforma con devastar el Donbás: drones rusos cayeron en Polonia y fueron derribados por primera vez en territorio de la OTAN. Cada misil que cruza fronteras añade una página más al manual del desastre europeo, con la amenaza latente de que esta guerra se vuelva un incendio continental.
USA En Estados Unidos, la bala sustituyó al argumento. El asesinato político de Charlie Kirk en Utah dejó claro que el debate público se libra ahora con rifles de precisión. La democracia que presume de ejemplar se asoma a un precipicio donde la violencia no distingue entre republicanos y demócratas: todos pueden ser blancos, todos pueden ser verdugos.
ARGENTINA Y en el sur, Javier Milei descubrió que gobernar Argentina no se parece a gritar en Twitter. La derrota en la provincia de Buenos Aires lo obligó a retroceder, reinstalar ministerios que había demolido y tender puentes con los gobernadores que insultaba. El libertario que prometía dinamitarlo todo ahora aprende a la mala que la motosierra no corta votos.
PLANETA DIGITAL Así marcha el planeta: entre censuras digitales, bombardeos sin tregua, bloqueos sociales, ofensivas militares, asesinatos políticos y tropiezos electorales. El siglo XXI prometió democracias fortalecidas por la tecnología; lo que tenemos son gobiernos que la usan para vigilar, censurar y matar más rápido. La Tierra parece un manicomio global donde cada día se define un nuevo síntoma de la locura, y nadie sabe si la próxima chispa será la que termine de incendiarlo todo.
Hasta mañana.