Por Mario Candia
18/09/25
AMPAROS En los tiempos de la 4T, donde la retórica oficial pregona justicia social y combate frontal a la corrupción, el amparo se ha convertido en la más rara de las especies: a veces herramienta noble para proteger al ciudadano de los abusos del poder, a veces escudo de lujo para quienes lo tienen todo, menos la necesidad de justicia. La reciente iniciativa presidencial para modificar la Ley de Amparo pretende, en palabras de Claudia Sheinbaum, acabar con los “abusos” de los jueces que frenan obras o políticas públicas. Pero el telón de fondo exhibe una ironía monumental: mientras se busca acotar el recurso para comunidades, ambientalistas o periodistas incómodos, un juzgado de Zacatecas otorgó un amparo de plano —sin firma autógrafa, sin siquiera un domicilio para notificaciones— a los hijos del presidente, Andy y Bobby López Beltrán, junto a militares y presuntos huachicoleros.
BLINDAJE ¿Protección contra la persecución política? ¿O blindaje anticipado contra la justicia ordinaria? La lista de beneficiarios es un mural del absurdo: desde el hijo del hombre más poderoso de México hasta el contralmirante acusado de encabezar una red de huachicol fiscal, pasando por alias tan coloridos como “El Señor de los Buques”. La jueza, ante semejante zoológico de nombres, decidió que la falta de firma no era obstáculo y, en nombre de la vida, la libertad y la integridad personal, concedió lo que a tantos campesinos despojados o activistas amenazados se les niega: suspensión inmediata contra cualquier captura.
EXPEDIENTE El expediente 2098/2025 no es un rumor de pasillo: ahí está en el SISE del Poder Judicial, registrado con toda la solemnidad del caso. Y la cereza del pastel: el promovente de esta extraña causa es Francisco Javier Rodríguez Smith Macdonald, conocido no por defender a inocentes perseguidos, sino por haber litigado para Rafael Caro Quintero, uno de los más célebres capos del narcotráfico mexicano. Si la justicia fuera un teatro, aquí tendríamos a Calderón en el palco de invitados, a Sheinbaum como actriz principal y al Estado de derecho haciendo de bufón.
NEGACIÓN Lo curioso es que, mientras los registros judiciales consignan el amparo en favor de los López Beltrán, el propio Andy salió a negar, con comunicado en mano, haber promovido cualquier demanda. Habla de una operación política orquestada por adversarios y de una supuesta conspiración mediática. ¿A quién creer? Los documentos existen; la negación también. Y en ese cruce, lo único indiscutible es que el sistema judicial mexicano se ha convertido en un laberinto donde cualquiera puede aparecer blindado contra la justicia sin siquiera haber firmado la petición.
CONTRADICCIÓN La contradicción no puede ser más brutal. Por un lado, el gobierno impulsa una reforma para limitar el amparo, porque —dicen— ha servido de freno al desarrollo nacional. Por el otro, los hijos del presidente reciben, discrecionalmente, el más amplio de los paraguas judiciales, compartiendo expediente con personajes que encarnan justamente aquello que la 4T prometió erradicar: la colusión entre crimen organizado y Estado.
FLEXIBILIDAD A MODO ¿Será que la “banalidad del mal” de la que habló Arendt se encarna ahora en hojas membretadas del Poder Judicial, donde la justicia es tan flexible que protege con la misma tinta a un hijo presidencial y a un contrabandista de gasolina? Si la ley de amparo termina mutilada, no será para cerrar la puerta a los poderosos. Será para cerrársela, como siempre, al pueblo.
Hasta mañana.