El Radar
Por Jesús Aguilar
La narrativa del “fin del huachicol” que Andrés Manuel López Obrador impulsó como emblema de su sexenio está hoy en ruinas. La explosión del escándalo en la Marina —con mandos vinculados al huachicol fiscal, contrabando y redes de crimen organizado— ha colocado a Claudia Sheinbaum en la cuerda floja. No sólo porque la corrupción alcanza a sobrinos políticos del exsecretario Rafael Ojeda, sino porque, como advierte el analista político Javier Oliva, “se erosiona el único cuerpo militar que mantenía un intercambio estable de inteligencia con Estados Unidos”.
Académicos de la UNAM y el CIDE coinciden en que el caso revela una fragilidad institucional: “La Marina fue históricamente percibida como incorruptible; hoy aparece salpicada por la misma podredumbre del Ejército y la Policía”, apunta la investigadora Catalina Pérez Correa.
Sheinbaum intenta marcar distancia de las tropelías heredadas. Sin embargo, su reacción en Palacio Nacional —regañando a reporteros y exigiendo a su equipo de comunicación una ofensiva digital— exhibe lo contrario: vulnerabilidad. El periodista Raymundo Riva Palacio escribió que el episodio refleja “el fracaso de la narrativa lopezobradorista y el inicio de un ajuste de cuentas que podría alcanzar incluso a los hijos del expresidente”.
El discurso del actual secretario de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales, en el desfile del 16 de septiembre, fue leído como un parteaguas: reconoció “frutas podridas” pero prometió cortarlas desde dentro. Una señal, según el exembajador Arturo Sarukhán, de que “Sheinbaum busca sostener la cooperación con Washington mientras depura la imagen de las Fuerzas Armadas”.
¿Cuántas familias y personajes de “renombre” han sido consumidores, beneficiarios de la trama aún en San Luis Potosí? La lista zuma ya, a muchos más de los que creen.
El dilema es brutal: si la presidenta se limita a proteger la institución, la corrupción quedará impune; si empuja procesos judiciales contra Ojeda y sus allegados, arriesga un choque con el lopezobradorismo duro. En cualquier escenario, el huachicol fiscal y el crimen en aduanas han expuesto que el mito del “combate a la corrupción” de la 4T no era más que eso: un mito.
RECADERO
La columnista Lourdes Mendoza de el prestigiado periódico El Financiero publicó hoy en su columna:
Les cuento que la empresa Grupo One Multimedia Center Click, propiedad de la familia del gobernador Ricardo Gallardo Cardona a través de prestanombres, recién compró en 45 millones de pesos la radiodifusora local “Candela 94.1” de F.M., cuyos propietarios previamente habían convenido venderla –agárrense– por 40 millones a un grupo empresarial potosino vinculado a medios de comunicación desde hace décadas.
No sé si reir o llorar… (ahorita les explico)
Llevo haciendo radio desde el verano de 1991, (34 largos y maravillosos años), sé lo que cuesta mantenerse, al aire y vigente, lo que cientos de compañeros entregados a la magia del medio han pasado para sobrevivir y hacer que su voz resalte, sé lo difícil que es lidiar con proyectos empresariales serios y no tanto, he visto cómo se ha prostituido el mercado radiofónico y solo los íntegros lo han mantenido muy vigente, las luchas intestinas y extramuros en el sindicato. Mi padre con más de 60 años de trayectoria en los micrófonos de San Luis Potosí y México me ha hecho respetar y amar profundamente un medio único que creo que esta vivo y mantiene una conexión incomparable con las masas de una manera humana y cercana.
Me da un calambre mental pensar que con tal de mantener la narrativa promotora de un proyecto político hoy se realiza la “invasión” del cuadrante.
Antes de escuchar su propuesta que puede ser buena, mala o regular y sin ánimo de prejuzgar, lo que me da mucha curiosidad disfrazada de morbo malsano es a quién se le ocurrió la brillante idea de entrar a un negocio que evidentemente tiene espíritu, que no se maneja con bots, que no conecta con pauta y que además mantiene un márgen de éxito multifactorial brutal. No puedo saber si es una mala o buena idea pero de que es una ideota, lo es… Por lo pronto espero, que sea un semillero de nuevo talento, que tenga la convicción de crear y no destruir desde un lugar en el cuadrante, que no sea una competencia desleal para los que hacemos un trabajo genuino en muchas trincheras y finalmente que no sea otra caja de resonancia de guerras sucias y maltrato a los que no necesariamente pensamos como ellos.